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SUMARIO DE LA INVESTIGACIÓN DEL 'CASO PALMA ARENA'

Un gerente "sin voz ni voto" o un cobrador de comisiones

En la gestión del velódromo Palma Arena, José Luis Ballester, Pepote, formaba tándem con el gerente de la instalación, Jorge Moisés, a quien él mismo propuso para el cargo. Por entonces, Moisés, que había ejercido de comentarista deportivo en radios y diarios locales, desempeñaba labores de comunicación para el PP en el Ayuntamiento de Palma. Su elección por parte de la junta rectora del consorcio del velódromo se produjo "por aclamación", pese a comprobarse que no disponía de formación académica superior y carecía de toda experiencia en este campo.

Moisés, a quien algunos testimonios señalan como "quien tomaba las decisiones de lo que se tenía que pagar", cobró supuestamente comisiones de hasta un 8% a cambio de adjudicar contratos a la agencia de publicidad Nimbus. Así lo declaró el director de esta empresa, Miguel Romero, según el cual el pago se realizó "en mano" y se cargó a las facturas de diversos viajes relacionados con el velódromo.

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Las iniciales "J. M." aparecen en dichos documentos, pero Moisés rechaza "categóricamente" que se refirieran a él. Al prestar declaración, el gerente negó conocer los entresijos del proceso de construcción, declaró que se dedicaba "a las pequeñas incidencias del día a día" y se presentó como una persona "sin voz ni voto". A la salida de los juzgados, en libertad bajo fianza de 50.000 euros (una de las más altas impuestas a los imputados), dijo: "Yo sé lo que hice y tengo la conciencia tranquila".

No obstante, las afirmaciones de otros testigos lo sitúan en el centro de la toma de decisiones irregulares. El ingeniero del velódromo, el alemán Ralph Schürmann, sostiene que Moisés le sugirió duplicar el coste del derribo de una nave (de 50.000 a 100.000 euros) "por imposición de arriba". Y el arquitecto Jaime García-Ruiz asegura que "todas las facturas que no estaban incluidas en el contrato se pagaron por orden directa del señor Moisés".

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El gerente encargó 8.000 euros en lotes y cestas de Navidad y 1.000 euros en cajas de vino que facturó a las arcas públicas. Incurrió en incompatibilidad profesional al cobrar 12.000 euros por redactar un estudio de accesibilidad y barreras arquitectónicas en las instalaciones deportivas. Un informe para cuya elaboración no estaba técnicamente preparado, ya que suele ser tarea de ingenieros, y del cual no ha quedado ni rastro: "Debe haber alguna copia en el archivo", manifestó. Los investigadores comprobaron, además, que Moisés cargó al Palma Arena 4.541 euros a lo largo del año 2006, "de los cuales únicamente aportó una factura por 142 euros".

Los fiscales investigan los cuantiosos gastos en metálico que Moisés hizo supuestamente en esas fechas, como 13.000 euros en efectivo por un todoterreno de segunda mano o numerosas comidas y cenas en restaurantes de Palma, que solía abonar con billetes de 500 euros. Por entonces, según él mismo reconoció, su sueldo no pasaba de 2.400 euros mensuales.

En septiembre del año pasado, poco después de que arrancara la investigación, Moisés recibió en su móvil un mensaje de apoyo del que fuera su jefe, José Luis Ballester: "Ánimo y fuerza. Si quieres que nos veamos la semana que viene, estoy a tu disposición. Fuerte abrazo. Pepote".

Jorge Moisés.
Jorge Moisés.

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