Craso error

Pasé muchos años de mi vida soportando el Gobierno autárquico y corrupto del general Franco. Durante aquellos años, yo y un gran número de españoles vivíamos con la esperanza de que algún día ese régimen acabara y pudiéramos sentirnos libres como los europeos de nuestro entorno.

No soy tan ingenuo como para creer que con la democracia se acabaría la corrupción, pero sí esperaba que con la democracia los periódicos airearan las corrupciones que fueran apareciendo; que la policía, los fiscales y los jueces persiguieran y encarcelaran a los corruptos; que los partidos políticos expulsaran de su seno, con deshonor, a todos los militantes imputados en casos de corrupción.

Craso error. Durante estos años he visto, estupefacto, cómo algunos empresarios y financieros, presuntamente estafadores y corruptos se han librado de la justicia porque la propia justicia ha dejado pasar el tiempo necesario para que el delito prescribiera. Lo de los partidos políticos merece punto y aparte. Hasta hace poco, los partidos políticos se defendían de las acusaciones de corrupción que les lanzaban otros partidos con la coletilla: "y tú más". Supongo que se habrán dado cuenta de que con este sistema lo que hacían era incriminarse y declararse cómplices de la corrupción.

Ahora se defienden diciendo que las pruebas se han obtenido mediante escuchas ilegales. No sé si se han dado cuenta de que con este sistema siguen admitiendo su complicidad y culpabilidad. Y 34 años después de la muerte del dictador, uno no sabe muy bien si está viviendo en una democracia.