Carril-apisonadora en la Gran Vía
Gran Vía, pasan las seis de la tarde y el termómetro no perdona los 33 grados (a la sombra). Quien creía que lo había visto todo este verano pecó de ingenuo. La Gran Vía se convirtió ayer en un nuevo escenario de obras por el asfaltado del carril-bus, entre las plazas de Callao y España, informa María Martín. Las obras provocaron, además de una considerable congestión del tráfico, los gruñidos de peatones que cruzaban anárquicamente la calzada y conductores que achicharraron el claxon contra un obrero que detenía la circulación al paso de la maquinaria -ni rastro de los agentes de movilidad-. Los viajeros sorteaban el alquitrán a zancadas para abordar su autobús en mitad de la calzada. "Todo sea por Madrid", ironizaba un jubilado. A pocos metros una mujer luchaba por recuperar su chancla pegada al asfalto.
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