La fiscalía rusa comienza los interrogatorios para esclarecer el secuestro del 'Arctic Sea'
Tres aviones militares rusos aterrizaron ayer en Moscú, procedentes de Cabo Verde, con 11 miembros de la tripulación del Arctic Sea, los ocho piratas que, según la versión oficial, se apoderaron del carguero el 24 de julio pasado, y los miembros de los órganos de investigación encargados de aclarar este misterioso caso. Los ocho detenidos -de nacionalidad estonia, letona y rusa- fueron trasladados a una cárcel para ser interrogados por la Fiscalía General del Estado.
La confusión en torno a la desaparición y el rescate -el martes pasado- del Arctic Sea, que oficialmente transportaba madera de Finlandia a Argelia, ha desatado todo tipo de teorías sobre qué pasó realmente en el barco, entre ellas que en realidad transportaba un cargamento secreto de armas o incluso material nuclear. Otra de las muchas incógnitas que rodean al Arctic Sea es por qué han sido necesarios tres aviones pesados, capaces de transportar 44 toneladas de carga cada uno, para traer a Moscú a un pequeño grupo de hombres.
Los cuatro miembros restantes de la tripulación del barco -compuesta por rusos- se quedaron en el barco. Entre ellos figuran el capitán, el contramaestre y el mecánico. El carguero se dirige ahora al puerto de Novorossisk, en el mar Negro, donde continuarán las labores de investigación, informó el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, al presidente Dmitri Medvédev.
Los secuestradores fueron conducidos ayer a la famosa cárcel de Lefórtovo, en Moscú, después de pasar una serie de exámenes médicos. Lefórtovo era una cárcel de la KGB en la época soviética y ahora es administrada por su sucesor, el Servicio Federal de Seguridad.
El canal de televisión ruso Vesti mostró otras imágenes de la tripulación, todavía en Cabo Verde, con declaraciones de un marinero que mostraba un vendaje en una mano asegurando que había tratado de resistirse a los piratas. Otro marinero dijo que uno de ellos había conseguido enviar un mensaje por el móvil avisando de que el barco había sido secuestrado. "Entonces nos llamaron preguntando si era verdad lo del secuestro, pero el capitán, que estaba siendo amenazado con una pistola, ¿qué podía contestarles? Dijo que no, que era una broma", relató el marinero.
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