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Entrevista:UMBERTO VERONESI | Senador italiano | VIENE DE PRIMERA PÁGINA... LA MUERTE DE ELUANA

"Eluana falleció de forma natural"

La familia ganó la batalla.El día que murió Eluana Englaro, un hombre evitó que el Senado italiano perdiera del todo la cabeza y el prestigio. La palabra científica y serena de Umberto Veronesi, un senador independiente, se elevó sobre los insultos, la emotividad y la bronca, y desnudó el fundamentalismo populista de los ateos devotos de la derecha que habían azuzado la ira vaticana. Su discurso a favor del testamento vital en aquella sesión delirante no sirvió de gran cosa, porque la ley que prohibía desconectar la alimentación artificial siguió adelante, pero ahora el debate proseguirá sin aquella electricidad emotiva, y Veronesi cree que la razón se impondrá. "Creo que incluso los más negacionistas empiezan a reflexionar y se dan cuenta de que no se puede obligar a nadie a vivir para siempre contra su voluntad y a traición. El derecho a la autodeterminación permite rechazar las curas médicas. Y Eluana murió porque le quitaron los tubos. La Iglesia no quiere que eso se escriba, pero es así. La alimentación artificial no es natural, resulta obvio. La vida así puede durar décadas. Pero ni las huelgas de hambre ni los intentos de suicidio son perseguibles. El problema es que el Vaticano piensa que la vida pertenece a Dios y sólo Dios puede decidir. Por eso antes las enfermedades eran consideradas un castigo divino y las curaban los sacerdotes".

Es oncólogo e intenta imponer serenidad en el debate en Italia sobre muerte digna

Veronesi, milanés de 83 años, hombre de una simpatía arrolladora, sigue siendo hoy un oncólogo y cirujano de referencia. Sigue operando cánceres de mama, pero su batalla por los derechos del paciente empezó hace 40 años, cuando entendió y extendió el concepto calidad de vida y acabó con las mastectomías y las amputaciones por decreto. "Convencí con pruebas a los demás cirujanos de que el tumor de mama se podía curar sin cortar por lo sano".

Veronesi afirma que morirá "laico y de izquierdas", y recuerda que se hizo médico "porque sentía la necesidad de estar con los más débiles, de ayudar a las personas que viven en un ambiente de escasa formación".

Su nueva pasión son las nanociencias. "La nanotecnología cambiará el mundo. Está sólo al principio de la revolución, pero será más importante que el ADN. La nanomedicina está ya con los nanorespiradores, una especie de glóbulos rojos del tamaño de una micra capaces de coger oxígeno a mil atmósferas y que pueden liberar 1.000 veces más oxígeno que un glóbulo. Una solución que permitirá a una persona estar sin respirar durante cuatro horas".

"Mientras los políticos hablan de tonterías, la humanidad y la vida cambiarán radicalmente", dice. "Pero hará falta pensar dónde vamos, cuándo decir a la ciencia 'párate', y evitar que se hagan barbaridades económicas y se chantajee a la humanidad".

Respecto al cáncer, "que existía ya en la era de los dinosaurios, antes del tabaco y la industria", Veronesi ha asistido a "altos y bajos" en 60 años de carrera. "Gracias al ADN conocemos la parte más íntima de la célula, pero no hemos llegado al fármaco inteligente que ataque sólo a las células enfermas y respete las sanas. Hay medicinas muy bellas, pero la gran revolución son las imágenes de diagnóstico: hoy vemos el cuerpo desde dentro en 200 lonchas de un centímetro que aparecen en la pantalla en 13 segundos. Eso permitirá a todos entrar en esas cajas mágicas y descubrir los tumores al inicio, cuando son curables".

¿Y el tabaco es tan malo, professore? "Provoca cinco millones de muertes al año pero el prohibicionismo no sirve de nada. Sólo estimula a fumar más. La solución es educar, pero a los Gobiernos no les interesa porque supone perder muchos impuestos. Los políticos desconfían de los científicos porque son autónomos y no se someten a su poder. Y el pueblo prefiere la religión, la quiromancia y la televisión; los curas y los magos distraen más".

A través de su fundación, Veronesi impulsa ahora el proyecto Science for Peace (Ciencia por la Paz). Es la última consecuencia de una personalidad que siempre rechazó la trinidad "Dios, patria y familia", y la cambió por una ética laica basada en "libertad, tolerancia y solidaridad".

El objetivo es fomentar el desarme y dedicar ese gigantesco ahorro a erradicar el hambre y la pobreza. Los 27 ejércitos europeos, dice Veronesi, son "anacrónicos e inservibles".

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