Pedro no es una frivolidad sino el ejemplo
Al Barcelona le falta seguramente algún futbolista para completar la plantilla con vistas a una temporada con más de sesenta partidos y seis títulos en juego. El riesgo de lesiones y las exigencias han aumentado respecto al ejercicio pasado, tanto por la condición de tricampeón como por la manera como se ha reforzado el Madrid, muy pintón en el álbum de cromos, obsesionado con responder punto por punto a los éxitos azulgrana. Ocurre que Guardiola no quiere a ningún jugador de complemento o figurante que ayude cuanto menos a competir con el número de efectivos de que dispone Pellegrini. No hay mejor ejemplo que el de Henrique, un buen zaguero para la Bundesliga que ni siquiera fue convocado para San Mamés, sustituido en la lista por los juveniles Fontàs y Muniesa. Jugar en el Barcelona como quiere el entrenador, de manera tan fácil como parece en la cancha, es muy difícil, circunstancia que explica la complejidad de los fichajes para adaptarse, especialmente los centrales, los volantes y los extremos. No se discuten las condiciones de Cáceres y Hleb sino su incapacidad para competir en el Barça.
Quiere Guardiola que el Barcelona sea el protagonista del partido, tenga la posesión de la pelota, abra bien el campo, alcance el área contraria con velocidad y conceda las menos ocasiones posibles. Y anoche los azulgrana fueron de nuevo un equipo reconocible a pesar de sus concesiones en el mercado estival y de la alineación, muy rebajada. Ayer faltaban nada menos que Messi, Iniesta, Márquez e Ibrahimovic, futbolistas que marcan la difrencia, decisivos para entender por qué se ganan y pierden los partidos. Las ausencias puede que afectaran al marcador. No tuvieron incidencia en cambio en el juego, que fue muy bueno para un mes de agosto, tiempo de calor y mucho entrenamiento. A menudo pareció que para el Barcelona el de ayer era un partido más de la pasada temporada. No sólo tuvo el balón sino que se desplegó con seguridad, intensidad y elegancia, y generó ocasiones suficientes para resolver el encuentro en circunstancias complicadas porque el Athletic marcó en una de sus seleccionadas y afortunadas llegadas.
Por aquellas cosas que tiene el fútbol, el remonte del Barça llegó cuando menos entonado parecía en la cancha, lejos de la primorosa media hora inicial, cuando se marcó unos momentos muy completos.
A los azulgrana les alcanzó con Xavi, ovacionado, y Pedro, cuya actuación es la prueba para evidenciar que no se trata de ninguna frivolidad de Guardiola, sino una muestra de los motivos por los que le prefiere a cualquier jugador más famoso que ayude a vender periódicos. Al entrenador le gustan los jugadores de banda y, a falta de Ribery, Pedro es un extremo que entiende muy bien el fútbol del Barça sin estar fino. No se trata de juntar nombres sino de apostar por los especialistas, gente escasa, motivo suficiente para mirar a la cantera. Ningún jugador simboliza mejor la ideología azulgrana que Xavi. Ausentes Messi e Iniesta, la jerarquía del volante fue indiscutible. A falta del triángulo sobre el que se articula el mejor Barça, Xavi ofreció un monólogo estupendo. A fin de cuentas, el Barça aspira a que todo siga igual que el año pasado. La diferencia estará en detalles como los de atacar más rápido o poner a Touré de interior para aliviar a Xavi.
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