El paraíso de los golosos

"¡Mírala, mírala!". Unos dedos infantiles señalan al frente. Pero no es la Puerta de Alcalá. Es un escaparate donde una fuente vierte apetitoso chocolate. Fuera hace un calor que sólo refresca el Retiro. Dentro huele a dulce. En las vitrinas refrigeradas, hileras de bombones y pastelitos. En las paredes blancas, cajas de colores con dulces y bizcochos. Todo con etiquetas de ingredientes y procedencias. Es Moulin Chocolat (www.moulinchocolat.com), obrador de un madrileño de 30 años, Ricardo Martínez, que decidió ser pastelero de niño, cuando su madre le regaló un libro de recetas. Con su producto estrella, el macaron, recreado combinando texturas crujientes y cremosas, conquista los paladares de quienes lo inventaron, los franceses. Hasta sirve a la Embajada.

En Alcalá de Henares, en un polígono industrial de impensable atractivo, una nave esconde una pequeña factoría impoluta y de calidades certificadas por las autoridades europeas y americanas. Láminas, tabletas, bombones... de aroma y sabor tan intensos que si Cervantes viviera se chuparía los dedos de su mano buena.

La materia prima es cacao trinitario, con habas de las islas del Caribe, y todos los ingredientes (aceite de oliva, vainilla, miel, caña de azúcar...) proceden de la agricultura ecológica. "Son chocolates libres de pesticidas, herbicidas, fertilizantes químicos, conservantes y colorantes. Somos pioneros en la región en producir chocolate totalmente orgánico", explican sus responsables, Carlos Ortiz del Río y María Eugenia Pozo. Dos treintañeros que se conocieron en el mundo publicitario y que han organizado sus vidas en torno a lo que aman. Son ChocoLate Orgániko (www.chocolateorganiko.es) y al poco de nacer (hace tres años) obtuvieron premios de Alimentos de España y de las ferias Speciality Fine Foods de Londres y Anuga de Colonia.

Las iniciativas de los madrileños Ortiz y Martínez se suman a un territorio chocogourmet bien nutrido en la capital y con predominio de firmas de origen catalán que ya se han convertido en multinacionales. (Y atención sibaritas, en abril de 2010 desembarcará en Madrid el famoso Salon du Chocolat de Paris dentro del Salón Club de Gourmets). Pero desde la ciudad complutense, ChocoLate Orgániko exporta (un 60%) a EE UU, Alemania, Reino Unido, Suecia, Dinamarca y países chocolateros como Suiza y Francia.

"Nos lanzamos a esta aventura por golosos", confiesa Carlos. Él, Eugenia y Ricardo hablan con pasión de su adicción personal-profesional. Empezaron sus proyectos en el mismo año (2006). Ricardo fue el chocolatero maestro-entrenador. Y hasta coinciden en sus lemas: "Hecho de sueños", rezan las tabletas y bolitas orgánikas (una creación artesanal que desafía a las mejores trufas). "La torre de los sueños", dice la etiqueta de Babilum, cono de surtido de macarons con toque de oro.