Migas en tortilla
Venga, que es verano, vámonos a comer al campo. Sí, por favor, y que nos devoren las vacas carnívoras, que nos sodomicen hordas de hormigas enloquecidas, que nos defequen los pajaritos, que nos atraque Blancanova y su banda de enanitos de las repúblicas ex soviéticas. Qué guay ¿no? Venga ya. Asumamos que somos seres perversamente civilizados, perdidos ya para la causa de las florecillas. Que queda muy atrás nuestro pasado hippy, la quema de sujetadores y las melenas al viento. Que el pelo ralea y que sujetador, algunos, nunca hemos usado, pero de seguir enfofando, pronto va a hacernos falta. Un desastre. Y dicho esto, me pregunto yo: ¿el hecho de estar cascados y entregados a la molicie de la vida urbana, va a impedirnos disfrutar de una comida campestre? No señor. Con un paquete de migas, unos huevos y un poco de romero para dar ambiente, nos vamos a marcar un refrigerio rural que sorprendería al mismísimo abuelito de Heidi. O a la cabrita de Marco. Eso sí, en vez de pajaritos oiremos el dulce zumbido de nuestro aire acondicionado. Puede que no sea tan lírico, pero da fresquito y no nos confunde la calva con un nido y nos deja gusanitos. Que humilla un poco.
Ingredientes
- 1 envase de migas precocinadas (hay varias marcas en la zona de refrigerados)
- Unas lonchas de bacón
- Un poco de salsa de soja
- Tres huevos
- Un par de dientes de ajo
- Aceite de oliva
Instrucciones
En un bol ponemos uno de los envases de migas (suelen venir divididos en dos para que sea más fácil dosificarlas) deshaciéndolo un poco con las manos para que queden sueltas.
En una sartén freímos unas cuantas lonchas de bacón cortadas en pedacitos (digamos unas 5) y cuando estén doradas y crujientes, las echamos sobre las migas.
Batimos los tres huevos y en vez de sal le añadimos un chorreón de salsa de soja. Removemos bien y lo añadimos a las migas. En una sartén caliente con un poco aceite, ponemos un par de dientes de ajo bien picaditos a dorar.
Cuando cojan color, añadimos el contenido del bol, volvemos a remover para que se mezcle todo bien y procedemos como si fuera una tortilla de patatas.
Dejamos que se nos cuaje por una cara (poco tiempo para que no se nos queme) y con ayuda de un plato, le damos la vuelta y dejamos cuajar por el otro lado. Si luego servimos cada ración con un par de pimientos verdes fritos por encima, la cosa nos queda para nota.
http://cocinaparaimpostores.blogspot.com
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