El paro acorrala a un tercio de los trabajadores inmigrantes
La crisis condena a muchos extranjeros a la economía sumergida
De la obra al paro y del paro, en muchos casos, a la economía sumergida. La debacle económica ha puesto contra las cuerdas a un tercio de las familias inmigrantes asentadas en Cataluña, más vulnerables a la crisis por la falta de protección familiar y social, y cuyo sustento ha estado muy vinculado al sector inmobiliario. El 28% de los extranjeros en situación activa están sin trabajo, un tasa de paro 12 puntos superior a la de los nacionales, situada en el 15,9%.
Es más, uno de cada tres parados en Cataluña es de origen extranjero, en concreto, el 34%, cuando el peso de los foráneos en el total de la población se sitúa en el 15,7%. Son los datos que recoge el Observatorio de Trabajo del Departamento de Trabajo de la Generalitat basándose en la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año.
Los datos del segundo trimestre han dado un respiro a los foráneos
Muchas empleadas de hogar sin contrato pierden el trabajo
"Muchos de los inmigrantes que pierden el empleo acaban expulsados hacia la economía sumergida, incluso empleados de forma irregular por las mismas empresas que antes les tenían contratados, pero ninguno lo quiere denunciar porque lo primero para ellos es poder ganarse la vida", explica Carles Bertran, coordinador del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de Cataluña (CITE) de Comisiones Obreras. Marabih, un saharaui de 39 años, se encuentra en una situación así. Llegó a Cataluña en junio de 2000 y no dejó de trabajar en el sector inmobiliario hasta el pasado mes de diciembre, cuando perdió su empleo. "Luego he ido trabajando de forma intermitente, trabajos ocasionales sin ningún contrato, para ir pasando. Tengo un hijo de dos años", apunta. La prestación por desempleo de Marabih se acaba el próximo mes y su esposa, una española técnica de laboratorio, tampoco encuentra empleo. Viven "muy justos".
La actividad del CITE de Comisiones Obreras ilustra el repunte del trabajo en negro en esta crisis, hasta niveles de 2005: en el primer semestre del año, el 50,83% de las casi 10.000 personas que atendieron trabajaban sin contrato, tuvieran o no permiso de trabajo.
El diagnóstico coincide con lo ocurrido en el conjunto de España, ya que cerca de 800.000 inmigrantes declaran trabajar en las encuestas de la EPA, pero no constan en los registros de la Seguridad Social. Si en 2006 era el 20% de la población extranjera la que estaba empleada en la economía sumergida, hoy lo está el 30%.
Marabih es uno de los 101.000 extranjeros que se han quedado sin trabajo en los últimos 12 meses y que han llevado a incrementar la cifra de parados el 107,7% en el caso de los hombres y el 78,5% en el de las mujeres. Los datos concretos del segundo trimestre suponen un alivio para los extranjeros, ya que el paro ha bajado para ellos el 11,3%, mientras que ha subido el 1,4% para los españoles.
Pero, ampliado el enfoque, la incidencia del paro inmigrante es muy superior. Y es que, tal como apunta el Observatorio de la Generalitat (véase el gráfico adjunto), el empleo extranjero manifiesta una mayor sensibilidad ante las alteraciones del ciclo económico: se disparaba el empleo sobremanera en los años de la bonanza y ahora cae en picado.
Muchos, sin familiares ni red de protección social, recurren a la ayuda de organizaciones como Cáritas.Cáritas de Barcelona ha visto triplicarse las demandas de ayuda de inmigrantes en el último año. Si en 2000 los extranjeros suponían el 25% de las personas a las que ayudaba la organización, ahora representan entre el 78% y el 79%.
"Esto ha sucedido porque la población española tiene más ayudas del Estado, y la inmigrante, como a veces se halla en situación irregular, acude a nosotros. Además los extranjeros no tienen el mismo soporte familiar, tienen más precariedad y sufren más la temporalidad", señala Juana Martín, que es la responsable del departamento de Migraciones y Codesarrollo de Cáritas Barcelona.
En el caso de las mujeres, además, según UGT, las inmigrantes cobran hasta el 40% menos que el resto. Para el sindicato, esta crisis está afectando incluso a la economía sumergida, sobre todo a las empleadas de hogar, ya que "muchas familias que están pasando dificultades prescinden de las personas que les limpiaban en casa o les reducen las horas", dice Raquel Gil, presidenta de la Asociación de Ayuda Mutua a los Inmigrantes (AMIC) de UGT de Cataluña.
Pese a las dificultades, Gil considera que el retorno de extranjeros a su país de origen "es anecdótico", algo en lo que coincide Bertran, de CC OO.
De hecho, en Cataluña apenas un millar se han acogido al plan de retorno voluntario que lanzó el Gobierno central, que ofrecía la posibilidad de cobrar por anticipado todo el subsidio de desempleo, el pago del billete de vuelta y 50 euros en efectivo.
Lupo Ricardo es una de esas excepciones que sí han decidido plegar velas, pero en su caso sin ayuda alguna porque carece de permiso de trabajo o residencia. El próximo 21 de agosto tomará un avión de regreso a La Paz, en Bolivia, después de haber llegado a Barcelona con una carta invitación en febrero de 2006 y con la intención de lograr un empleo e iniciar una nueva vida. Pero no salió bien, el trabajo -oficial- nunca llegó, los papeles tampoco, y después de tres años errando como ayudante de peón en distinas obras, vuelve a su país a intentar recuperar su empleo como transportista.
"Llegó un momento en que decidí reunir el dinero para el pasaje de avión, y en cuanto vi una oferta de un vuelo, lo cogí", concluye.
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