Inversión en lugar de sanción
EE UU ha propuesto la expulsión de Myanmar de la ASEAN, Asociación de Naciones del Sureste Asiático, si no libera a la Nobel de la Paz y a los demás presos políticos. La ASEAN rechaza la propuesta porque aislaría más al régimen militar y rompería el supuesto diálogo constructivo desarrollado hasta ahora. Apoya la propuesta de inversión norteamericana en aquel país. El problema es que durante décadas, delincuentes vestidos con uniforme del Ejército han estado saqueando las riquezas del país, evitando que éstas llegaran a sus legítimos dueños, la población birmana. La principal preocupación de las agencias humanitarias que operan en el país no es recaudar fondos, sino establecer cauces seguros en su distribución. Muchas veces es imposible, ya que existe la obligación de abrir cuentas en el banco estatal. Si esto pasa con la ayuda humanitaria, ¿qué podría pasar con proyectos de inversión?
La burla constitucional que están tratando de imponer donde los militares son su máxima garantía podría movernos a la risa si la situación no fuera tan delicada y apremiante. Más que risa, es llanto por la impotencia de la comunidad internacional ante un régimen cerrado sobre sí mismo y con ayudas políticas y comerciales de China, de los miembros de la ASEAN y de Corea del Norte.
Esperemos a ver si el nacimiento para finales de 2009 del mecanismo regional de derechos humanos en el seno de la ASEAN, auténtica revolución sin precedentes en este continente, abre la puerta a quejas libremente presentadas por birmanos y condenas concretas a los dirigentes de facto que obliguen a esta organización a actuar de manera más contundente.
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