"Sindicalista retrógrado y piquetero"
Esperanza Aguirre ha utilizado en repetidas ocasiones el término "sindicalista" como un insulto. La última vez que lo ha hecho ha sido calificando al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de "sindicalista retrógrado y piquetero".
La política, como el sindicalismo, son funciones públicas, servicios a la comunidad, que no hay que justificar ni defender, se defienden solos. En todos los colectivos existen garbanzos negros, quizá más en el mundo de la política que en el del sindicalismo, y eso es porque los cargos e influencias que ofrece la política están muy cerca del dinero; la corrupción tiene un espacio mucho más rentable para operar cerca de los políticos. Cuando saltan a la luz historias como el caso Gürtel, sin entrar en otro tipo de consideraciones, es fácil oír en tertulias poco inteligentes frases que descalifican a la totalidad del colectivo como "todos los políticos son iguales, son todos unos chorizos".
Lo realmente preocupante es que la presidenta de la Comunidad de Madrid haga gala y se enorgullezca del poco nivel intelectual que demuestra descalificando a los que como ella trabajan desde su ideología al servicio de la comunidad.
