EE UU y China pactan sobre comercio y medio ambiente
Washington y Pekín crean un foro de debate de seguridad
La primera edición del denominado diálogo estratégico y económico entre China y Estados Unidos concluyó ayer con algunos acuerdos en relación con el comercio, el medio ambiente y la seguridad internacional. Pero, en este caso, lo más importante no son esos acuerdos en sí mismos, sino la voluntad de estos dos países de instituir un foro de debate permanente, con una agenda de trabajo pactada para evitar tensiones y coordinar, en la medida de lo posible, sus pasos.
Las principales decisiones de la reunión afectan al asunto más urgente: la economía. China, que tiene más de 800.000 millones de dólares (562.000 millones de euros) en bonos del Tesoro norteamericano -es decir, es el mayor prestamista de este país-, está preocupada por la suerte de sus inversiones en una economía que acabará el año con un déficit comercial de cerca de dos billones de dólares.
Ese déficit, objeta EE UU, está provocado, principalmente, porque los consumidores norteamericanos están sosteniendo con la compra de productos chinos el acelerado crecimiento de una economía excesivamente orientada hacia las exportaciones.
Los dos países coincidieron ayer en que es necesario poner fin a ese ciclo destructivo para ambos. "Nuestras dos naciones están comprometidas con un sistema financiero internacional fuerte y estable que permita un crecimiento global equilibrado", dijo ayer el secretario del Tesoro norteamericano, Tim Geithner. Fuerte, estable y equilibrado son las claves de esa ecuación: EE UU tiene que poner orden en su patio financiero y China tiene que diversificar las fuentes de su prosperidad.
El viceprimer ministro chino, Wang Qishan, dejó claro lo que este acuerdo significa: "China se concentrará en el aumento de la demanda doméstica y de la demanda de los consumidores".
También se produjeron progresos sobre la reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Para el responsable norteamericano en esta materia, Todd Stern, China, que, junto a EE UU, es el mayor contaminador mundial, "está dispuesta a llegar a un acuerdo en la conferencia de Copenhague". No hubo en la reunión, ni se esperaba, una mención al límite de emisiones que Pekín está dispuesto a aceptar.
Ambos países decidieron seguir actuando de forma conjunta para frenar las ambiciones nucleares de Corea del Norte. Esta colaboración es determinante para resolver ese problema. Sin el apoyo de China, Corea del Norte simplemente no es viable. De hecho, en los últimos días, el régimen de Pyongyang ha ofrecido ya los primeros síntomas de estar dispuesto a la negociación.
Lo más delicado de la agenda de trabajo chino-norteamericana es el capítulo político. Eso incluye, no sólo derechos humanos, sino derechos laborales de los trabajadores responsables de la expansión del made in China y libertad de movimientos para empresas, como Google, que se ven permanentemente expuestas a las arbitrariedades del poder en China.
Tan difícil es este apartado que portavoces estadounidenses admitieron ayer que está siendo abordado gracias al nacimiento de este foro multitemático, puesto que los chinos jamás habrían aceptado hablar de estos asuntos por separado.
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