El aeropuerto de Hondarribia toma tierra tras casi una década de debate

Ocho años de polémica y debates infinitos se resolvieron el pasado 15 de julio en un santiamén. En 40 minutos se liquidó la reunión convocada ese día a las 8.30 en Madrid para bendecir el último acuerdo sobre la ampliación de la pista del aeropuerto de Hondarribia. La solución elegida ahora consiste en alargar la plataforma 150 metros hacia el barrio Mendelu (Hondarribia) y, en el extremo contrario, otros 50 metros hacia el mar.

Fue una cumbre a la que asistieron representantes del Ministerio de Fomento, el Departamento de Transportes del Gobierno vasco, la Diputación guipuzcoana, los ayuntamientos de San Sebastián, Irún y Hondarribia, y la Cámara de Comercio. "Nos enteramos [de la solución elegida] por el periódico poco antes de entrar en la reunión", se queja uno de los asistentes: "Fuimos al ministerio, nos explicaron el acuerdo y se acabó. No tenemos ningún papel". El acuerdo estaba amarrado de antemano entre Fomento y el Gobierno vasco. "La reunión [con el resto de instituciones] fue un paripé", aseguran las mismas fuentes. Así fue como gestionó la consejería de Transportes y Obras Públicas la puesta en escena de un acuerdo que se resistía desde julio de 2001.

En 40 minutos de reunión se despejó un atasco que dura ocho años

Sorprendentemente, los socialistas, que están al frente del Gobierno central desde hace cinco años, han conseguido desbloquear el problema del aeródromo guipuzcoano prácticamente al mes siguiente de que el PSE-EE accediera al Ejecutivo vasco. Un representante del Ayuntamiento de Hondarribia opina que "esto no es casual" y que la solución para alargar la pista "es una operación de marketing diseñada por el Gobierno vasco, al igual que el metro para San Sebastián", proyectos ambos en los que el consejero Iñaki Arriola ha recibido el apoyo y la complicidad de la Diputación.

Hasta la fecha, la ampliación de la pista en 200 metros ha encontrado el rechazo del consistorio hondarribitarra, los vecinos de la zona y el alcalde de Hendaya, Jean Baptista Sallaberry. Los 200 metros añadidos permitirían cumplir un doble objetivo: por un lado, implantar los 300 metros de seguridad que exige Aviación Civil -la pista se quedaría en 1.650 metros, frente a los 1.754 metros actuales-; y por otro, garantizar la operatividad del aeropuerto, de modo que puedan seguir operando los aviones turborreactores y turbohélice.

El consistorio irunés está conforme con la medida, pues le permite desarrollar un polígono residencial con mil viviendas en San Miguel Anaka, próximo al área aeroportuaria. Hendaya rechaza la ampliación porque volar en esta zona "pone en peligro" la seguridad de los pasajeros y de sus vecinos. Sallaberry recuerda que el convenio francoespañol firmado en 1992 limita a 24 el número de operaciones diarias sobre espacio aéreo francés, una cifra que, sostiene, en la actualidad se triplica. Y los vecinos de Mendelu considera "fatal" que la pista se quede a sólo 400 metros de sus casas.

El alcalde de Hondarribia, Aitor Kerejeta (PNV), el más crítico con el alargamiento, ha introducido en el debate la posibilidad de "no tocar la pista". La normativa internacional de Aviación Civil contempla, para casos excepcionales, la no obligación de implantar las franjas de seguridad "por las dificultades técnicas, económicas y medioambientales del territorio". Solicita que el aeródromo pueda acogerse a esta "excepcionalidad", como ocurre con otros aeropuertos españoles. Prolongar la pista, recuerda, supone, entre otras afecciones, ocupar parte de la regata del humedal de Txingudi, un espacio de la Red Natura 2000. Desde este consistorio apuntan que las obras de la ampliación, en el mejor de los casos, no comenzarán antes de dos años. Si se presentan alegaciones, los trabajos se demorarán más de cuatro. Estas fechas se solapan con la última fase de la construcción del AVE vasco, que necesariamente reabrirá el debate sobre la viabilidad de Hondarribia en competencia con los aeropuertos de Loiu y Biarritz y el tren de alta velocidad.