Los ganaderos recelan del pacto firmado en Madrid

El sector lácteo intenta sortear la crisis a lomos del recelo. Los sindicatos y cooperativas de productores no perderán de vista a la industria transformadora, y ésta pondrá los cinco sentidos en la política de precios de las empresas de distribución. El objetivo es que el documento firmado el martes en Madrid para fijar un precio de referencia de la leche "no quede en papel mojado", en palabras de Higinio Mougán, responsable de la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias (Agaca), firmante del acuerdo.

La gran preocupación de industrias, productores y sindicatos serán los mecanismos para garantizar el cumplimiento del pacto que establezca el Ministerio de Agricultura, avalista último de una entente a la que se sumaron las tres grandes patronales de la distribución, "un actor fundamental", dice Pedro Ramos desde la Asociación de Industrias Lácteas de Galicia, que advierte sin embargo que el acuerdo "sólo será operativo si todas las partes cumplen".

Los hipermercados deberán destacar los productos de granjas españolas

El escepticismo sobre la eficacia de lo pactado es compartido entre sindicatos y cooperativas, que aplauden, con reservas, que se establezca un precio de referencia mínimo para el litro de leche en origen vinculado a la evolución de los pagos que se realizan a los productores en Francia, así como la generalización de unos contratos homologados para que un agricultor sepa hoy lo que va a cobrar por la leche que vende dentro de tres meses. "Siete céntimos por litro pueden solucionar la crisis actual que vive el sector", advierte Mougán, que señala que "sería ideal que el 80% del sector secundara el acuerdo, así podríamos acaban con veinte años de desencuentros". Muchos, entre ellos Pedro Ramos, dan por seguro que el precio final del litro de leche se repercutirá al consumidor. "Si no la vendemos más cara, no tendremos dinero para pagarla", resume.

Llegar a un precio objetivo de 0,31 euros por el litro de leche es una de las aspiraciones que cooperativas y productores ven factible con el acuerdo, del que sin embargo se desmarcaron centrales como COAG y el Sindicato Labrego Galego (SGL) por considerar que no se han sentado las bases para establecer un precio mínimo, lo que abre la puerta de nuevo a la anarquía de precios en origen.

Desde la central nacionalista, Carmen Freire explicó que su organización rechazó firmar el pacto "porque no se garantiza al sector lácteo que vaya a cobrar a partir del 1 de agosto un precio que con el que pueda vivir". Y es que, en su opinión, "las organizaciones que firmaron y que aseguran estar tan convencidas, que le digan a los ganaderos qué precio van a cobrar a partir de agosto". "Si son capaces de garantizarlo, diremos que bienvenido sea el acuerdo y que nos confundimos", advirtió. Muy al contrario, los representantes de Xóvenes Agricultores, Francisco Bello, y Unións Agrarias, Roberto García, celebraron que sea la primera vez que entran en una negociación así "el Gobierno y las distribuidoras", y destacaron la importancia de que éstas garanticen " que comprarán la leche a aquellas explotaciones con contratos homologados".

La distribución está en el punto de mira de casi todos, especialmente de las empresas transformadoras. Desde la patronal Anged, una de las firmantes del acuerdo, señalaron simplemente que su "opinión" ha quedado "plasmada" en el pacto. El acuerdo obliga a las cadenas distribuidoras a señalar de forma destacada la leche y productos lácteos procedentes de explotaciones ganaderas españolas, siempre en función de la información que le haya sido proporcionada por el último suministrador y de la que éste acredite en las etapas anteriores de la cadena".