El 78,7% de los presos de Cataluña realizan algún trabajo o estudian
La población reclusa modera su crecimiento y se sitúa en 10.407 personas
En las prisiones de Cataluña hay 3.725 presos que participan en algún programa de trabajo y otros 4.462 matriculados en cursos de formación para adultos. Suman 8.187 y suponen el 78,7% de la población penitenciaria. Hace tan sólo seis años, los reclusos que estaban en esa situación eran 3.751 y representaban el 51,3% de los presos.
Ésa es una de las muchas cifras que recoge el boletín penitenciario que elabora el Departamento de Justicia de la Generalitat y que ayer presentó la consejera Montserrat Tura. "El objetivo es que la entrada en la cárcel no sea únicamente cumplir la pena, sino también la formación y la reeducación de adultos", dijo. "Estamos muy satisfechos con esa cifra", señaló Albert Batlle, secretario general de Servicios Penitenciarios y Rehabilitación, desde que existen gobiernos de izquierdas en Cataluña.
Los internos extranjeros superan el 42%, cuando en 2002 eran el 27,7%
La crisis económica explica el gran aumento que han experimentando los programas de trabajo en las prisiones, de manera que algunos productos que anteriormente se compraban a talleres ajenos a la cárcel ahora se producen en el interior de los centros penitenciarios, empezando por el pan que consumen los presos. Así se explica que si al acabar el primer semestre de 2008 eran 2.939 los presos que realizaban algún trabajo, en apenas un año hayan aumentado en casi 800 y ya sean 3.725.
Lo mismo ocurre con los alumnos internos inscritos en algún programa de escolarización, que se han incrementado el 10% en un año. Las enseñanzas que se imparten incluyen desde el nivel más básico de formación hasta estudios universitarios o de idiomas.
Ésa es la cara amable de la estadística. La menos grata es que la población reclusa no para de aumentar. Es cierto que en el primer semestre de 2009 se ha producido el menor incremento de los últimos cuatro años -356 presos en un semestre-, pero sigue el incremento. El 1 de julio eran 10.407 reclusos, mientras que hace tan sólo seis años sumaban 6.887. De seguir esta progresión, tal como ya predijo Batlle hace unos años, cuando finalice el plan de construcción de prisiones que él ha impulsado decididamente, las nuevas cárceles de Cataluña ya estarán llenas; pero nunca saturadas ni en condiciones de salubridad como las que se han vivido en los últrimos meses, con situaciones de hacinamiento y algunas celdas de hasta seis literas. La Ley General Penitenciaria, que fue aprobada al inicio de la transición democrática y establece la necesidad de que haya un preso por celda, parece seguir siendo una utopía.
Los efectos del Código Penal, que comportan el cumplimiento íntegro de las penas, y el aumento del número de presos extranjeros, que en muchas ocasiones acaban en la cárcel por falta de domicilio conocido con el objetivo de asegurar su presencia en el juicio, explican ese incesante incremento.
Los reclusos que no son españoles son ya 4.429 y representan el 42,6%, mientras que hace siete años eran 1.908 y suponían el 27,7%. Por lo demás, se mantiene estable la proporción de presos penados y preventivos, en torno al 79% y el 21%, respectivamente.
El porcentaje de internos que cumplen condena en tercer grado -los que pasan el día fuera de prisión y sólo acuden a la cárcel para dormir de lunes a jueves- ha oscilado dos o tres puntos en los últimos años y actualmente está situado en el 26,5%.
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