La letra y la música
"La melodía suena bien", ha sido la respuesta primera que ha dado el PSE a la propuesta del PNV de un gran "acuerdo de estabilidad presupuestaria e institucional". Al PNV no le queda otra alternativa que hacerla por varias razones: porque se estrategia de refunfuño permanente no puede durar tanto tiempo como una legislatura y, cuanto más dure más jugará en su contra; porque el PNV tiene aún mucho poder y responsabilidad que desarrollar en Euskadi (Ayuntamientos y Diputaciones); y porque su tradición no le permite atrincherarse precisamente en el ámbito territorial que corresponde a su nacionalismo.
La noticia debe ser valorada con meticulosidad y para ello es necesario conocer el ámbito del acuerdo y su alcance. No será lógico que ocurra como en la fábula del parto de los montes, que, tras el estruendo anunciador, los montes se abran para dejar salir a un inofensivo ratoncillo. Los 30 parlamentarios vascos y los seis diputados españoles del PNV son herramienta muy potente para responder a la crisis económica, al desafío terrorista y a la crisis institucional.
Es posible mantener el acuerdo con el PP y a la vez revisar la oferta del PNV
Es lógico que el lehendakari responda con mucha cautela a la oferta porque su investidura no ha sido todo lo tranquila que debía, y porque hasta ahora el comportamiento del PP y de su líder Basagoiti han sido correctos. Pero se abre una nueva senda que muy bien puede venir a complementar al nuevo tiempo que se inició con el cambio de Gobierno en Euskadi tras 30 años de supremacía nacionalista. Ya no está Ibarretxe en la arena política, y el paso del tiempo ha dejado en agua de borrajas cuanto había planificado él. Los primeros pasos dados por Patxi López en la Lehendakaritza han demostrado que el relevo del nacionalismo ni ha sido una debacle ni ha provocado respuestas callejeras. Más aún, la sentencia de Estrasburgo que admite como buena y necesaria la Ley de Partidos ha supuesto un espaldarazo para los dos partidos estatales (PSOE y PP) en los que se ha sustentado el cambio en Euskadi.
La oferta del PNV ha venido en un momento ciertamente complicado para López. Cada día del último mes los periódicos se han llenado de pronunciamientos de los líderes del PP urgiendo al PSE para presentar la moción de censura que desbanque al PNV de la Diputación de Álava. Aunque Basagoiti no haya puesto demasiado énfasis en ello, y ha dicho que "jamás derribaría a López porque tengo lealtad y soy responsable", sus correligionarios alaveses tienen ansias de poder y sienten que lo tienen al alcance de la mano sin demasiado esfuerzo.
Si antes de la investidura llegó a decir Basagoiti que no se fiaba totalmente del lehendakari, después no ha cesado de recordarle que los Presupuestos requerirán de sus apoyos, antes de sugerirle líneas de actuación concretas que tienen que ver sólo con las pretensiones del PP. ¿A qué viene recordarlo con tanta obcecación? El PP y el PSE firmaron un acuerdo (alianza), remiso y de corto alcance, pero suficiente para provocar la nueva etapa en que estamos, de cambio sin estridencias. Pero quedó dicho que el hecho de que el PP fuera socio preferente del PSE no impedía que el PSE intentara otras alianzas. Esta que viene desde Sabin Etxea debe ser estudiada con toda delicadeza porque a los nuevos tiempos que ha convocado Patxi López también ha sido llamado el PNV, afligido tras el último periplo de Ibarretxe.
Pero lo que llama la atención es la reacción de Rajoy ante la oferta del PNV, advirtiendo a Zapatero que resultaría "dramático" que el cambio en Euskadi quedase en nada por un "quítame allá esos presupuestos". ¿Qué ha querido decir? ¿Acaso los presupuestos que tienen que aprobar las Cortes Españolas son menos importantes y necesarios que los del Gobierno vasco? La actitud mezquina y agresiva del PP en el Congreso, empeñado en atosigar y arrinconar al Gobierno socialista, recurriendo sin rubor al apoyo de nacionalistas y republicanos, solo merece repudio. Lo que debería hacer Rajoy es copiar el modelo, ofreciendo a Zapatero la colaboración que merece el momento de crisis que padecemos. Y nadie duda tampoco que el PP vasco no habla a tontas y a locas cuando advierte a Patxi López que serán sus parlamentarios los que le apoyen y, por tanto, debe tener cuidado con cada paso que dé. Ambas actitudes suponen un motivo suficiente para recibir con agrado y esperanza la oferta del PNV, porque supone un cambio de timón en su nave y porque va a servir, sin duda, para reblandecer y atemperar las endurecidas fauces del nacionalismo vasco en Madrid. Además, ¿porqué no decirlo?, de recuperar el posible entendimiento de dos fuerzas políticas que siempre han llegado a entenderse entre sí y, lo que es más importante, a entender y comprender a la sociedad vasca a la que se deben.
Es tiempo de reflexión, en este tiempo nuevo que ha inaugurado Patxi. Es posible mantener el acuerdo con el PP "con todas las consecuencias", como ha dicho el lehendakari, a la vez que se revisa la oferta del PNV para discernir su alcance y sus beneficios. El PNV da su brazo a torcer con este ofrecimiento. Malo será que el PP no llegue a entender que Euskadi precisa acuerdos muy amplios, cuanto más amplios. Y el acuerdo (alianza) PSE-PP, con ser realmente beneficioso para los tiempos que corrían, no es suficiente.
Se trata, pues, de verificar si la letra de la oferta se corresponde con la música y, una vez confeccionada la partitura, interpretar la obra mediante una orquesta de músicos bien avenidos en la que los violines no compitan ni rivalicen con los timbales, sino que se complementen.
Josu Montalbán es diputado del PSE por Vizcaya
