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Columna
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Un fantasma anda suelto

El fantasma de la gripe A entró en Barajas camuflado en un avión procedente de México. Se le detectó merodeando por un cuartel de Soto del Real, después se fue infiltrando en colegios y hospitales. Es un aparecido caprichoso que tiene preferencia por la juventud, aunque tampoco desdeña otras edades. Su última fechoría ha consistido en aparecer esta semana en un campamento para jóvenes superdotados de diversos países, en la Universidad Francisco de Vitoria de Pozuelo de Alarcón. Antes se había llevado por delante a la marroquí Dalila, primera víctima de la gripe A en España. Su bebé, Ryan, murió pocos días después por un error sanitario en el mismo hospital que su madre. Parece una tragedia de Eurípides en Madrid.

Esta gripe invisible y presente nos va a tener en vilo los próximos meses. Junto con la crisis que nos azota, éramos pocos y parió la abuela. Se habla ya oficialmente de "consecuencias imprevisibles" y "alto nivel de contagio". La ministra de Sanidad teme que los muertos podrían llegar a 8.000, "al menos". Las autoridades hacen lo posible por tranquilizar a los ciudadanos y eludir la alarma social. Pero si no se trata de alarma es algo que lo parece. No porque vaya a ser más mortal que una gripe común, sino porque se sabe muy poco o nada de por dónde van los tiros. Se ignora qué tipo de prevenciones hay que tener, ni nada de nada. ¿Pero no es posible explicar a los ciudadanos algunas precauciones elementales? Todavía es incierto el efecto que puedan provocar las vacunas, porque esta gripe es esquiva y está como una cabra.

Las vacaciones, sin quererlo, acaso sean colaboradoras en la propagación de la bicha. Lo iremos viendo a lo largo del verano. Mientras tanto, a quien Dios se la dé que san Pedro se la bendiga. Por lo demás, aquí no pasa nada. Únicamente, que anda suelto un fantasma por ahí.

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