Cultura, concordia e Iberoamérica

La UIMP ha decidido conceder su doctorado, por causa de honor, a Francisco Pérez González, un santanderino nacido en Buenos Aires que reúne como pocos los méritos que lleven a una Universidad a conceder su máximo grado académico. FPG tiene muchas facetas que merecen ser reconocidas con una trayectoria tan rica y fructífera, tiene una personalidad poliédrica. De sus muchas facetas hay tres que merecen ser destacadas: su compromiso con la cultura, su contribución a la concordia y su militancia iberoamericana. Cualquiera de ellas bastaría para justificar un homenaje público. Las tres juntas harían imperdonable el olvido.

La Universidad, que tiene como principal misión preservar, ampliar y transmitir el saber, hace justicia al reconocer en FPG a un activo colaborador en esta tarea. La cultura en español, tanto en su creación como en su difusión, debe mucho a este editor audaz e innovador. Taurus, el Gremio de Editores, LIBER, su participación en Santillana hasta crear el primer grupo editorial y de comunicación en español, o el curso de editores en la UIMP, no son más que muestras de una actividad impresionante, también en sus resultados.

La república de las letras y el mundo de la comunicación se prestan a la polémica, la bandería y la confrontación. Sin embargo, FPG ha hecho del entendimiento, de la convivencia, casi una seña de identidad. No es un componedor, pero, si está en su mano, no escatima esfuerzos para evitar un enfrentamiento, para acercar posiciones, para comprender las razones del que piensa diferente. Se podría decir que el mérito no es tan grande cuando se tienen tantos amigos, pero conseguirlos y mantenerlos en la posición que ocupa y los tiempos que corren, requiere de un don especial.

Su biografía es un libro abierto. Él mismo habla con toda naturalidad de su trayectoria, sus amistades, sus actividades públicas y menos públicas. Esta búsqueda casi obsesiva de la concordia y la convivencia hace de FPG un prototipo de esos españoles que hicieron posible la Transición. Con procedencias diversas, sin buscar protagonismo, se identificaron con el proyecto de la Monarquía de devolver España a los españoles. A partir de ahí, la libertad de un sistema plural lleva a elegir, a tomar posición, y aunque FPG, personalmente o en los proyectos en los que ha participado haya optado por una línea o por otra, siempre ha procurado tender puentes.

Alguna vez he dicho que FPG es un patriota. Hoy es buena ocasión para recordarlo. Pero como español, se ha sentido un iberoamericano mucho antes de que existiese formalmente la Comunidad Iberoamericana. En buena medida, ha sido uno de los pioneros.

Probablemente, hasta él ha perdido la cuenta de las veces que ha cruzado el Atlántico. No sólo conoce todos los países, también a casi todos los que merecen la pena en cada una de las repúblicas americanas. Cuando ha creado en Barcenillas una fundación con su legado, la ha dedicado al ámbito cultural iberoamericano. Se podría hablar de su dimensión empresarial, de su montañesismo, del hombre de familia y el del amigo entrañable, de su sentido del humor o de esa forma de hablar para iniciados, pero la cultura, la concordia e Iberoamérica son motivos más que sobrados para que una Universidad, con el calificativo de internacional, acierte al incorporar a su claustro de doctores, en su tierra, a un montañés bueno. Ad multos annos!

Miguel Ángel Cortés es diputado del PP y presidente del Consejo Asesor de la Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad.