Varas de medir
Cualquiera que suba hasta alguno de los miradores que rodean el parque Güell verá a sus pies una ciudad muy densa envolviendo grandes masas vegetales, una extensión desordenada de árboles y secano que parece un milagro. Es el parque de los Tres Turons, que, a través del Carmel, llega hasta el Guinardó. Es un parque a medio establecer, que tampoco hace falta gastarse mucho dinero en algo que ya existe. Se puede recorrer hoy de una punta a la otra sin grandes trabajos, pero raramente alguien se aventura porque los vecinos, inteligentes, suelen tratar las zonas verdes como placer de proximidad y cada uno usa lo que tiene más cerca.
Existe un conflicto en el parque, porque hace ya muchos años, cuando el verde no era valor de cambio, unas gentes establecieron sus casas en la periferia sin encomendarse a nada ni a nadie. Casas en precario pero sólidas y eficaces, que todavía hoy están allí, con su memoria confiada. El Ayuntamiento, puesto a dibujar el parque a su gusto, las ha afectado (aunque en los últimos meses ha perdonado unas cuantas). Con la ley en la mano, el Ayuntamiento tiene razón. Pero en una estructura compleja como es la ciudad, y una ciudad que creció tan a su aire como Barcelona, las razones pierden peso. El parque está ahí, sin merma. ¿Hace falta despojar a esos vecinos de su pasado?
En esta ciudad hay más preguntas que respuestas compartidas
¿Tiene autoridad para hacerlo el mismo Ayuntamiento que desprotegió la periferia de Collserola para poder construir, dice, "equipamientos"? ¿El mismo que está a punto de abatir los almeces pletóricos de la plaza de Joaquim Folguera, a pesar de las pancartas de los vecinos, del amor de éstos por su sombra y su paisaje? De acuerdo: le toca al subsuelo de la plaza una obra grande, pero ¿no hay otra solución que excavar a cielo abierto cargándose lo que los vecinos aman? Sin duda, otro procedimiento es más caro, pero ¿más caro que las bicicletas rampantes del Tour? Hace un tiempo el alcalde Hereu se hizo una foto junto a un azufaifo indultado cerca de casa de sus padres. ¿Se hará ahora la foto junto al almez serrado? Cuando en una ciudad hay más preguntas que respuestas compartidas, algo pasa con la gestión. Algo pasa con la ciudad.
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