22 familias estafadas se atrincheran en el mismo piso

"No pueden echarnos. Todos somos inquilinos de esta casa", vocifera el rumano Vali ante la puerta abierta del número 141 de la calle de Arrayanes, en el distrito de Latina. Con él, más de una docena de inmigrantes se amontonan, llave y contrato en mano, en esta diminuta calle de casas adosadas, para exigir justicia.

Han sido supuestamente estafados por Olena Vahurak, una ucrania de 32 años que en menos de 15 días les alquiló a todos la misma vivienda: un dúplex con patio, terraza y tres dormitorios para 22 familias. Cuando el pasado sábado los inquilinos llegaron con sus bártulos para instalarse y descubrieron el timo, la estafadora había desaparecido con más de 30.000 euros, entre fianzas y el primer mes de alquiler de cada una de las familias.

Ahora, después de dos noches haciendo guardia para evitar que les cambien la cerradura, los afectados prometen no moverse de la casa hasta que se les ofrezca una solución. Han denunciado el fraude y, aunque las esperanzas de recuperar el dinero son mínimas, piden que la ucrania cumpla su castigo. La supuesta estafadora, que se hacía pasar por la propietaria de la vivienda, reclamaba para el alquiler un contrato de trabajo indefinido, nómina de tres meses y un mes de fianza. "A todos nos contaba que quería familias serias porque no iba a dejar su piso a cualquiera", cuenta sarcástica una ecuatoriana que aún no sabe dónde va a dormir a partir de mañana.

Jorge Ochoa se enteró ayer de que era el último estafado conocido nada más acercarse a ver su nueva casa. "No me contestaban el teléfono y quise venir a ver qué encontraba", explica. Y lo que vio le dejó pasmado y sin casa.