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Reportaje:

"Neda murió en mis manos"

El doctor Heyazi relata cómo cayó la joven asesinada en las revueltas de Teherán

El 20 de junio, pasadas las 18.30 en Teherán, la joven Neda Aga Soltán, de 26 años, cayó abatida por el disparo de un francotirador de la milicia basiyí durante una protesta contra el Gobierno tras las polémicas elecciones presidenciales. Nada más desplomarse, Neda fue atendida por un hombre que intentaba evitar que se desangrara. Pese a ser médico, aquel hombre de 38 años no pudo hacer nada: la bala le había segado la aorta y Neda se desangró en menos de un minuto.

Las imágenes de esa muerte, símbolo gráfico de la revuelta en Irán, fueron grabadas con un teléfono móvil y distribuidas por Internet a modo de denuncia de la represión. Neda se hizo famosa, pero también el hombre que intentó ayudarla: aquel médico ya no ejerce como tal y es en realidad el editor y traductor al farsi del famoso escritor brasileño Paulo Coelho. Se llama Arash Heyazi y está siguiendo un curso de posgraduado en Oxford. Estaba sólo por unos días en Teherán para atender los negocios de la pequeña editorial que fundó en 1997, Caravan Books, que traduce a la lengua farsi a numerosos autores internacionales.

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El dramático intercambio de correos electrónicos desvelado por Coelho en su blog revelan cómo el autor brasileño contacta con Heyazi nada más ver el vídeo de la muerte de Neda. Cree haberle reconocido, pero no está seguro de si es él ni de qué suerte ha podido correr en Teherán. Las cautas respuestas de Heyazi muestran el pánico en el que vive tras haberse convertido en un personaje de fama mundial. Teme ser localizado por unas fuerzas represoras que expulsaron de su propia casa a los familiares de Neda nada más identificar a la joven muerta e impidieron que se celebrara un funeral en su memoria.

Heyazi le explica a Coelho en un conmovedor mensaje que está a punto de volar de vuelta al Reino Unido y que si el miércoles a las dos de la tarde no ha llegado a Londres es que le ha pasado algo. Y le pide a Coelho que se ocupe de su mujer y su hijo, que no tienen a nadie más en el mundo.

Pero Heyazi llegó sano y salvo. Y, tras pensárselo mucho, ha querido dar la cara mediante entrevistas con varios medios británicos. Para que la muerte de Neda Soltán no sea en vano. En ellas explica cómo se produjo la muerte de una mujer a la que no conocía de nada. Ella se había bajado del coche en el que viajaba, debido a los atascos de la protesta. Él se había acercado a la manifestación desde su cercano despacho, junto con unos amigos.

Estaban allí, de pie, en una tensa espera, cuando se oyó lo que parecía un disparo. Un amigo le tranquilizó diciéndole que debían ser balas de goma. Pero se giró y vio a Neda desplomarse. "Giró la cabeza para mirarse la herida y puso la mano en el pecho. Sólo vi sorpresa en su cara. Y enseguida perdió el control. Presioné la herida. Por lo que vi, la bala le alcanzó la aorta y los pulmones. Cuando la aorta se ve afectada, la sangre se escapa del cuerpo en menos de un minuto. No se puede hacer nada. No dijo ni una palabra. Murió en mis manos", añade.

Volvió a su oficina para lavarse. "Estaba asombrado y furioso y preocupado y triste. Como médico ya había visto la muerte antes, muchas veces, y gente herida de bala, pero nunca tuve esos sentimientos. No era sólo por su muerte, sino por la injusticia y por la mirada penetrante de sus ojos mientras se le iba la vida".

Entonces se dio cuenta del peligro que había corrido. "Pensé que ese disparo me podía haber dado a mí, que el que lo hizo aún estaba allí y podía disparar otra vez. Sentí miedo a la muerte y me pareció mal pensar en mí en ese momento. Tenía un profundo sentimiento de culpa por no haber podido salvarla y estar pensando en mí mismo. No pude dormir en las tres noches siguientes. Pensaba en esa mirada, en sus ojos. No había tenido tiempo de decir nada. Esa mirada, como preguntándome cómo había podido ocurrir eso. Una mirada muy inocente".

"No fui a casa esa noche. Fui a la de mis padres. No podía hablar sobre eso. De repente apareció la imagen en televisión. No me acuerdo si era en CNN, o en Al Yazira. Yo dije: 'Ése soy yo'. Y se quedaron pasmados. No le deseo a nadie que tenga que pasar por una experiencia como ésa".

Arash Heyazi (a la derecha, con camisa blanca) trata de auxiliar en vano a la joven Neda, asesinada de un balazo el 21 de junio en Teherán.
Arash Heyazi (a la derecha, con camisa blanca) trata de auxiliar en vano a la joven Neda, asesinada de un balazo el 21 de junio en Teherán.AFP

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