La contratación de extranjeros desata protestas en Vigo

"Si una empresa de Marruecos se trae a soldadores para trabajar en los astilleros de Vigo nadie se cree que les van a pagar lo que exige el convenio. Están quitándole trabajo a los de aquí con salarios de miseria". La argumentación es de Antolín Alcántara, del sindicato nacionalista gallego CIG, que ayer reclamó ante un millar de trabajadores que "se regule la contratación para que los trabajadores de toda la vida sean los que tengan futuro en los astilleros". Definió a esos trabajadores como "los que se ganaron el derecho a permanecer y estar aquí, los que levantaron el sector. Que sean ellos y sus hijos los primeros".

Fue en la jornada número 17 de huelga en el sector industrial en la provincia de Pontevedra, que afecta a 24.000 soldadores, caldereros, electricistas, pintores, fontaneros o mecánicos que trabajan en alguna de las 2.500 empresas reguladas por el convenio del metal. La mayoría se concentran en el área de Vigo y proporcionan mano de obra a los grandes astilleros.

Han pasado tres meses y las negociaciones están empantanadas debido a dos cuestiones: las diferencias en el aumento salarial, cuyo techo para la patronal está en el 2%, y la regulación de los contratos en el naval.

La CIG exige que se realice a través de la bolsa de empleo que tiene el sector o en el Inem. Eso limitaría las posibilidades de extranjeros no comunitarios que son contratados en origen. El sindicato rechaza de plano que la suya sea una actitud xenófoba, pero en las asambleas refuerza el ánimo de los huelguistas con frases como "aquí sobra gente a la que contratar". UGT y CC OO evitan pronunciarse para no dañar la unidad sindical, pero de puertas adentro reconocen que se puede estar alimentando el sentimiento de que "el diferente es enemigo".