El chico del 9,94
El gaditano Manuel Calderón ha logrado la mejor nota de la Selectividad en Andalucía y quiere dedicarse a la docencia
Cuando se habla de calidad educativa, de elevar el nivel del sistema, los expertos coinciden en que una pieza fundamental son los profesores: su formación y su actitud. Y se pone como ejemplo a Finlandia, el país donde los alumnos tienen el mayor nivel de entre los países desarrollados. Los que allí se dedican a la enseñanza están entre los que tienen los mejores expedientes académicos en el instituto.
Manuel Calderón Tamayo está entre los mejores. O mejor dicho, este chico de 17 años es el mejor. Tras el examen de Selectividad su nota final de acceso a la Universidad ha sido de un 9,94. Es la más alta de los más de 31.000 bachilleres que se han presentado en junio a la Selectividad en Andalucía.
"Constancia, organización y ya está. Y no hay que renunciar a nada"
Este gaditano quiere estudiar Filología inglesa en la Universidad de Sevilla. "Quiero dedicarme a la enseñanza en el futuro", sostiene. Pese a tener una nota media que le permitiría entrar en cualquier carrera o grado, Calderón se ha decantado por seguir su vocación docente. Quiere ser profesor, aunque todavía no tiene muy claro si en la Universidad o en la enseñanza Secundaria. "Piden sólo un 5 de nota media y la gente se sorprende cuando les digo que quiero estudiar Filología inglesa, pero es que me encanta el inglés y la literatura".
Este joven ha estudiado en el instituto público Alminares de Arcos de la Frontera (Cádiz), donde reside. Y, lógicamente, ya despuntaba antes de la prueba de acceso a la Universidad. Terminó el Bachillerato con un 10 de nota media y en los exámenes de Selectividad obtuvo un 9,85. Calderón sólo flaqueó en las pruebas de Filosofía (9,8) y en las de Latín, Griego y Lengua y Literatura (9,75). En Inglés, como no, obtuvo un 10.
"Me sorprendió mucho el resultado final de Selectividad", añade este alumno gaditano. "No me esperaba una nota tan alta, aunque iba muy tranquilo al examen", sostiene Calderón, quien no hizo un esfuerzo extraordinario para la prueba de acceso a la Universidad.
Es imprescindible preguntarle por su secreto. Y sorprende saber que de fórmulas mágicas y de sacrificios, nada de nada.
En primer lugar Calderón cita a sus profesores -otra vez la importancia de los docentes-. "He tenido unos profesores que me han propuesto un sistema de constancia. En Latín y en Griego, por ejemplo, hacíamos traducciones todos los días. En Lengua y Literatura, comentarios. De tanto trabajar a diario luego no cuesta trabajo y no hay que pegarse atracones". "Constancia, organización y ya está", resume Calderón. "Y tampoco renunciar a nada".
Este joven sostiene que no ha tenido que hacer sacrificios para tener un expediente envidiable. "He renunciado a pocas fiestas y fines de semana... Vamos, ahora no me acuerdo de ninguno". Calderón es un joven normal al que le gusta leer y escuchar música e intenta "tocar un poquito la guitarra". Y que se quiere marchar a estudiar la carrera a Sevilla: "Ya lo hemos organizado todo el grupo de amigos que vamos a vivir juntos en el piso".
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