El iPhone no necesita ni manual

Primera sorpresa: el iPhone 3G S (como los anteriores) no lleva libro de instrucciones. Sólo un mini folleto repleto de fotos con recomendaciones básicas. Por fin, el manual pesa menos que el aparato. Por fuera es igual que su antecesor: tres botones (encendido en la parte superior; subir o bajar volumen y silenciar, en el lateral), además del mando de control en la pantalla táctil. El teléfono y el resto de aplicaciones, como el iPod, están en la pantalla. Por dentro, lleva un nuevo procesador con el que se salta de una aplicación a otra el doble de rápido. Además, la nueva conexión HSDPA ofrece velocidades hasta 7,2 Mbps.

Antes de trastear con él, conviene descargar la última versión de iTunes, el programa que sincroniza los contenidos (fotos, vídeos, contactos...) que se llevarán en el teléfono. Con la actualización del sistema operativo a la versión 3.0, los clientes de Telefónica con el primer modelo 3G mejoran gratuitamente su terminal con las funcionalidades que dependen del software. Por ejemplo, enviar y recibir MMS (que otros terminales tienen desde hace años), utilizar sin límites el teléfono como un módem para otro ordenador, "cortar y pegar" contenidos y utilizar el buscador interno. Hay otras características que, al depender del hardware, sólo están en el nuevo iPhone. Por ejemplo, la cámara, que pasa de dos a tres megapíxeles, trae macro, autoenfoque (basta con tocar el objeto en la pantalla), y la posibilidad de grabar vídeo a 30 imágenes por segundo.

Tras encender el iPhone, grabo uno. Me queda grande, pero reduzco su tamaño haciendo la pinza con los dedos sobre el friso de fotogramas del vídeo. Luego lo envío por correo electrónico. Todavía no he configurado la cuenta, pero es fácil. Escribo mi dirección, contraseña y el nombre del servidor. IPhone se encarga del resto. En segundos, bajan los correos a la bandeja de entrada y se envía el vídeo. Me doy cuenta de que ha sido por la red 3G cuando el terminal detecta la Wi-Fi de la oficina. Tras introducir la clave de red inalámbrica cambio de conexión a Internet para jugar con la brújula digital (con norte verdadero y magnético), que me sitúa en el mapa. Dándole a la vez al botón del menú y al de encendido capturas esa imagen en pantalla, que se almacena en el álbum para ser enviada por e-mail o MMS, aunque es imposible transferirla a otro teléfono por Bluetooth, que sí se ha sincronizado con el manos libres de mi coche.

Creo que, conectando el teléfono al ordenador, reconocerá la conexión 3G para utilizarla como módem. Es listo, pero no tanto. Primero hay que activar en los ajustes de red del terminal la opción "compartir Internet". Luego, enchufar el aparato por USB o Bluetooth al portátil y activar en conexiones de red la del iPhone y ya está listo para navegar.

También se le puede hablar, pulsando el botón inicio hasta que aparezca el control de voz, para pedirle que llame a un número, preguntarle qué canción suena en el iPod o que cambie de lista de reproducción. Funciona, pero hay que pronunciar claramente las palabras clave: número, canción, lista...

El aparato trae más novedades. Cien, según Apple. Entre las curiosas, agitar el teléfono para deshacer cualquier edición o el teclado para escribir en múltiples idiomas, como el árabe (aunque escribe de izquierda a derecha) y el chino. Sin contar el acceso al universo de 50.000 aplicaciones de la App Store. IPhone es un ordenador en movilidad que, además, sirve para hablar. Los servicios de borrado del disco duro a distancia y localización del aparato en caso de pérdida, realmente útiles, exigen suscripción en Mobile Me.

Producto: iPhone 3G S. Empresa: Apple. Precio: Según tarifas de Telefónica. Sitio: www.apple.es; www.telefonica.es