El PP da un giro a su estrategia y apoya 20 medidas contra la crisis

Hubo sorpresa. El guión previsto era que el PP se descolgara por completo en el Parlamento andaluz de las medidas para combatir la crisis económica que el Gobierno ha estado negociando durante cuatro meses con los partidos. Era lo que había dado a entender hasta el último momento. De hecho, minutos antes de las votaciones, la portavoz, Esperanza Oña, resumió la postura de su grupo de esta manera: "Lo que se apruebe aquí no servirá porque el Gobierno no va a poner nada en marcha. Para la pantomima y el engaño no nos van a tener a su lado". Sin embargo, al final hubo un giro, aunque pequeño: el PP refrendó 20 de las 96 medidas debatidas (9 del PSOE, de 26; y 11 de IU, de 35).

Por el contrario, ninguna de sus 35 iniciativas salió adelante. Éstas consistían en las 15 reformas estructurales que el líder del PP, Javier Arenas, entregó recientemente al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, más varios planes y otras medidas rechazadas en anteriores votaciones, como poner vigilancia privada a las mujeres maltratadas o la derogación del POTA.

Oña dio a entender hasta última hora que su grupo se opondría a todo

Cuatro meses se han llevado los partidos y el Gobierno andaluz intercambiando papeles, reuniéndose y lanzando ultimatos con escaso resultado. La intención era trasladar un mensaje de confianza a los ciudadanos y demostrar que las formaciones representadas en la Cámara autonómica son capaces de dejar sus intereses estratégicos en los momentos duros. Por eso, el 13 de febrero pasado se impulsó un diálogo político paralelo al social, con un grupo de trabajo que se ha reunido siete veces, la última, precisamente, con el tajante desmarque del PP.

Desde el punto de vista de la ejecución de las medidas, el acuerdo sellado ayer tras un debate general, no reporta nada relevante al Ejecutivo andaluz, quien ha ido anunciando y aprobando muchas de las iniciativas que se refrendaron ayer y que recogió en un documento con 41 puntos y 6.000 millones. Otras están en la mesa de negociación del VII acuerdo de concertación social con sindicatos y patronal.

Su importancia es, por tanto, exclusivamente política: disponer de apoyo y, aunque menor en lo cuantitativo (no existe un paquete global), con un alto valor simbólico, como es contar con el respaldo explícito a cuestiones concretas. También la amplia coincidencia con IU supone un respiro para el PSOE, ya que le permite dejar en evidencia la postura obstruccionista de los populares, quienes hasta ayer se han negado en banda a pactar nada, pese a los esfuerzos de las otras partes. Si bien, con su cambio a última hora, el PP consiguió dar la imagen de arrimar el hombro mientras que las otras dos fuerzas políticas se mostraban hostiles.

La consejera de Economía, Carmen Martínez Aguayo, comenzó su discurso invocando a la unidad y a dejar al margen la confrontación política, para "remar todos en la misma dirección". Pero Esperanza Oña, en sus dos turnos, no mostró empatía alguna con las propuestas del Gobierno y de Izquierda Unida. Ni siquiera mencionó una con la que estuviera remotamente conforme, más bien lo contrario. Ante los reproches de Martínez Aguayo y el portavoz del PSOE, Manuel Gracia, respecto a que se habían recogido muchas propuestas del PP y éstas coincidían en la literalidad con las de su documento inicial, la portavoz se limitó a decir que se trataba de aspectos genéricos, encabezados con el latiguillo de "mejorar y avanzar" en las políticas, pero sin concretar.

Sobre el contenido de las propuestas se entró poco, habida cuenta que han sido ampliamente discutidas en las reuniones y comentadas con una hemorragia de declaraciones públicas.

En total, se aprobaron 46 medidas, 20 de IU y 26 (todas) del PSOE. De ellas, 17 fueron refrendadas por unanimidad, es decir, con el concurso del PP.