Las autoridades estrechan el cerco a los periodistas
Expulsado el corresponsal de la BBC por "dar noticias falsas"
El sábado por la tarde un exiliado iraní residente en España advirtió a este periódico de que en la red social Facebook circulaba un vídeo en el que se veía cómo "una manifestante iraní se desangraba en las calles de Teherán". La imagen era impactante y parecía grabada con un teléfono móvil. Pero, ¿cómo verificar si se trataba de una manifestante iraní?
Llamamos a nuestra corresponsal y nos dijo que debido a la lenta conexión de Internet no tenía opciones de ver el vídeo y mucho menos de comprobar si era fidedigno. A las pocas horas, el vídeo era difundido desde las páginas web de los principales medios internacionales. A la una de la madrugada (tres y media de la mañana en Teherán), la cadena CNN aseguraba que se habían producido 19 muertes en Irán. No había forma de comprobarlo. Y ayer, los medios estatales iraníes afirmaban que las muertes eran diez. A unas fuentes en Irán les parecían demasiadas y a otras muy pocas.
Pero el Gobierno prosigue con su política de cerco a la prensa. Ayer expulsó al corresponsal de la cadena británica BBC en Teherán, Jon Leyne, por "dar noticias falsas y apoyar a los saboteadores". No obstante, a la cadena se le permite mantener su oficina abierta en Teherán. Además, el periodista canadiense Maziar Bahari, que cubre la información en Irán para el semanario estadounidense Newsweek desde hace diez años, fue arrestado ayer "sin ninguna acusación", según el citado medio.
Desde el pasado martes todos los periodistas tienen prohibido cubrir las manifestaciones. Y a los actos oficiales sólo pueden asistir mediante previa invitación. Disponen de libertad de movimiento en toda la ciudad, pero no pueden hacer uso de cámaras y grabadoras. Los periodistas de televisión han de grabar desde sus oficinas. Y los viajes más allá de la capital requieren permiso incluso en condiciones normales.
El visado de los enviados especiales de decenas de medios internacionales estaba limitado a unos diez días para cubrir las elecciones. Era habitual que ese plazo se se ampliara una vez en Teherán. Pero esta vez, no. Uno a uno han ido regresando a sus países.
"Los periodistas iraníes", explica un reportero desde Teherán en conversación telefónica, "podemos cubrir las manifestaciones, pero en realidad aquí no hay periodismo independiente. Los medios son estatales y todo lo que grabemos o filmemos ha de pasar la criba de la censura".
En esta situación, las redes sociales como Facebook o Twitter han servido como altavoz de los ciudadanos. El Departamento de Estado de Estados Unidos, consciente de la importancia que tienen estos medios para los manifestantes reformistas, ha solicitado a Twitter que aplace unas reformas que quería emprender en su página y que podrían acarrear la interrupción del servicio. Reporteros Sin Fronteras asegura que desde que se celebraron las elecciones han sido detenidos 35 periodistas y usuarios de Internet, lo que convierte a este país en "la primera prisión del mundo para los periodistas".
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