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Tensión en Irán

Una ola de túnicas negras toma Teherán

Cientos de miles de opositores salen a la calle en una jornada de luto en memoria de los muertos - Fieles al régimen y reformistas acuden hoy a la plegaria de Jamenei

Ángeles Espinosa

El Consejo de Guardianes anunció ayer que ha empezado el "examen minucioso" de las 646 quejas de irregularidades presentadas sobre las elecciones presidenciales del viernes pasado. Además, en un aparente intento de calmar los ánimos, la más alta instancia legislativa de Irán ha invitado a los tres perdedores de los comicios a discutir sus alegaciones. Ninguno de estos gestos evitó que cientos de miles de partidarios del reformista Mir Hosein Musaví volvieran a manifestarse en Teherán por sexto día consecutivo en protesta contra el escrutinio. Musaví y su esposa, Zahra Rahnavard, se unieron a ellos en la plaza de Jomeini, en el sur de la capital.

Los manifestantes elevaban sus manos con el signo de la victoria y agitaban cintas verdes, el color que les identifica. Muchos vestían de negro en señal de luto por los muertos en las protestas anteriores.

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Las autoridades han reconocido ocho víctimas mortales, pero los opositores hablan de una docena entre quienes murieron por los disparos de los basiyís (milicianos voluntarios) el lunes en la plaza de Azadí y los que perdieron la vida en el asalto a la residencia universitaria la noche anterior.

"No hemos dado muertos para aceptar urnas trucadas", se leía en una de las pancartas que exhibían los participantes en esa marcha silenciosa, según relató un testigo a este diario, ya que los periodistas tienen prohibido acudir a las manifestaciones. El mensaje parecía hacer referencia a la propuesta del Consejo de Guardianes de recontar los votos de algunas urnas. Ese órgano, que actúa de supervisor electoral, ha prometido resolver la disputa sobre el resultado para el viernes que viene, pero el alto número de quejas hace imposible una revisión seria y amenaza con convertir el recuento en un quebradero de cabeza para las autoridades.

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Tanto Musaví como sus seguidores consideran que el Consejo, formado por seis clérigos designados por el líder supremo y seis jurisconsultos nombrados por el Parlamento, no es ecuánime porque expresó su apoyo al presidente Mahmud Ahmadineyad antes de las elecciones.

A su regreso de Moscú, éste se refirió, en declaraciones a la televisión, a los acontecimientos que han seguido a las elecciones. "Los alborotadores no son nadie. No son parte de la sociedad iraní", dijo.

El Gobierno ha rechazado las acusaciones de fraude, pero cientos de miles de iraníes han ignorado la prohibición de manifestarse para pedir que se anule el escrutinio y se repitan los comicios. Aunque de momento las protestas no han cuestionado el régimen islámico, sí que han desoído los llamamientos a la calma de su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

"La buena atmósfera que existió antes de las elecciones no debiera convertirse en un clima de enfrentamiento y enemistad ahora, dado que ambos grupos creen en el sistema islámico", ha declarado Jamenei, según citaba ayer el diario Kayhan.

El líder supremo va a dirigir hoy la oración de mediodía, ocasión que se espera sirva para transmitir un mensaje de unidad, pero que puede convertirse en una exhibición de fuerza de ambos sectores del régimen. Habitualmente, esa cita semanal en la Universidad de Teherán, a la que Jamenei sólo asiste en fechas especiales, es punto de encuentro de los más ultraortodoxos. En esta ocasión, los reformistas anunciaron su intención de acudir en tropel, lo que hace de la plegaria una convocatoria de alto riesgo.

Ayer varios miles de estudiantes fundamentalistas se concentraron ante la sede de la Fiscalía y corearon eslóganes contra los hijos de Alí Akbar Hashemí Rafsanyaní, el influyente político al que se considera el gran valedor de Musaví a pesar de que no ha hecho ninguna declaración pública en ese sentido. Sin embargo, dos de sus hijos, Fatemeh y Mehdi, apoyaron abiertamente su campaña. Los manifestantes, que gritaban "vergüenza, vergüenza", les acusaban de traición. En lo que parece otra vuelta de tuerca en la lucha por el poder que libran Rafsanyaní y Jamenei, la justicia ha decretado que ni Fatemeh ni Mehdi pueden abandonar el país.

Rafsanyaní preside en la actualidad la Asamblea de Expertos. Ese sanedrín de 86 clérigos emitió ayer un comunicado en el que felicitaba al pueblo iraní por la alta participación en los comicios, pero evitaba pronunciarse sobre el resultado. Aunque sólo se reúne un par de veces al año, la Asamblea elige al sucesor del líder a la muerte de éste, sanciona sus decisiones y, en teoría, puede destituirle. Al parecer, Rafsanyaní se ha trasladado estos días a Qom, la ciudad santa donde se concentran algunas de las más altas instancias del chiísmo. Algunos observadores interpretan que el veterano político trata de convencerles del riesgo de que el estamento militar que apoya a Ahmadineyad les margine del poder.

De momento, la mayoría de los grandes ayatolás ha guardado silencio. Pero si, en contra del líder supremo, decidieran respaldar las posiciones de los opositores, sería imposible atribuir las protestas a un complot extranjero, como están haciendo los medios estatales. Lo que es aún más grave, se minaría la idea de que el Gobierno tiene un sello de aprobación islámico.

Aunque se estén tolerando las protestas, continúa la represión contra quienes se muestran críticos con el Gobierno. Ayer se sumó a la lista de detenidos -una treintena hasta el momento- Ibrahim Yazdi, el líder del prohibido Movimiento por la Libertad, que fue un próximo colaborador de Jomeini y ministro de Exteriores durante el primer Gobierno después de la revolución.

El candidato reformista derrotado, Mir Hosein Musaví (centro), saluda a sus seguidores durante la multitudinaria marcha celebrada en la capital iraní.
El candidato reformista derrotado, Mir Hosein Musaví (centro), saluda a sus seguidores durante la multitudinaria marcha celebrada en la capital iraní.AP

Altas instancias

- Consejo de Guardianes. El más influyente de todos. Formado por seis clérigos, designados por el líder supremo, y seis juristas, elegidos por la judicatura. Entre sus funciones está interpretar la Constitución y supervisar el proceso electoral. Está presidido por el ayatolá Ahmadyanati, que respalda a Ahmadineyad.

- Consejo del Discernimiento. Fundado a mediados de los ochenta para ejercer de árbitro entre el Parlamento y el Consejo de Guardianes, tras varios enfrentamientos entre ambos. Desde 1988, tiene más competencias: elabora borradores de leyes económicas, políticas y culturales, y las envía al líder supremo para su aprobación. Las instituciones estatales deben tener en cuenta esos borradores para elaborar sus políticas. Pero Ahmadineyad suele ignorar los consejos de este grupo, formado por 35 personas.

- Asamblea de Expertos. Nombra al líder supremo y supervisa sus actividades. Está formado por 86 expertos islamistas que son elegidos por la población para mandatos de ocho años. Sobre el papel, este consejo puede expulsar al líder supremo, pero en la práctica sólo se dedica a sustituirle cuando muere. Desde 2007, está presidido por el ex presidente Rafsanyaní, que apoya a Musaví.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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