Abre la primera tienda sostenible
Empresas extranjeras quieren copiar el nuevo local de Vogue-LV en A Coruña
A los hermanos López Villanueva, tataranietos de zapateros, nietos del fundador de Calzados Madrid (abierta en 1941 en la calle Real) e hijos de la dueña de Calzados Vogue (1944, justo enfrente en la misma rúa), lo único que les faltaba era tropezar con el zapato ecológico. "Todo se andará", dice Antonio cuando se le pregunta si algún día se llegará a inventar algo que sustituya de veras la piel y evite tener que matar animales. El gerente de Calzados Vogue-LV, una empresa familiar de A Coruña con diez tiendas en Galicia, ha tenido en sus manos zapatos de corcho, de pelo de coco, de algodón y esparto o de vinilo, pero en Galicia llueve y hace frío, y la piel sintética "produce ampollas". De momento, el cuero más respetuoso con el medio que se puede conseguir es el que se le arranca al animal que ha vivido contento y después se ha matado para que los que no son vegetarianos coman bistecs.
Por la noche llamó el asesor de Al Gore y le dijo que estaba "emocionado"
El alumbrado semafórico reducirá la emisión de CO2 en 2,76 toneladas
Antonio, diseñador y vendedor de zapatos, confiesa que se ha ido quitando, que ya no come ternera ni cerdo, "sólo pollo" y siempre mirando mucho cómo el pobre bicho fue criado. Él y sus hermanos inauguraron hace dos semanas la primera tienda sostenible de Galicia (ahora creen que también la primera de España) y quizás logren pronto eso de vender zapatos de vaca feliz. Esto último, por pura coincidencia: Antonio acaba de recibir una llamada de una empresa del Reino Unido que quiere copiar su nuevo local, pero esta firma, al mismo tiempo, fabrica "zapatos ecológicos" y podría convertirse en suministradora de los gallegos. El ganado de estos ingleses se "cría ecológicamente" y sus pieles se curten sin productos químicos contaminantes, sólo con extractos vegetales.
El mismo sistema de curtido que han usado los López Villanueva para confeccionar los sofás de la tienda que han estrenado en el número 6 de la rúa Teresa Herrera de A Coruña. Los asientos llevan tanto cuero como 60 botas, pero éste se curtió "evitando el tratamiento con metales pesados" y se secó lentamente al sol. Todo el montaje del establecimiento fue supervisado y certificado por una consultora, desde la retirada del escombro, que se hizo clasificando los materiales para su reciclaje y "controlando la emisión de polvo y ruidos", hasta la construcción de las estanterías, reciclando hierros de una valla vieja.
El suelo es de tarima de bambú procedente de una plantación controlada; las pinturas y los barnices "son al agua" y se fabricaron "sin contaminar". El sistema de climatización se rescató de otra tienda y se instalaron "cortinas de aire" en la puerta para contrarrestar el impacto de la temperatura de la calle en el ambiente del local. Además, los hermanos recuperaron de un desván un cuadro con el lienzo rasgado, pintado en los años 50 por el coruñés José María Labra, lo llevaron a restaurar, estuvo en el taller un año entero y ahora luce de nuevo al fondo de la zapatería. También compraron en un anticuario dos lámparas de 1928 que estuvieron colgadas de un hotel de París, y ahora alumbran el local de Vogue con bombillas de bajo consumo.
La familia ha echado sus cuentas: con el sistema lumínico que han elegido, evitarán 2,76 toneladas de emisiones de CO2 al año. Gracias a los detectores de presencia que apagan los focos del almacén y los baños cuando no hay nadie, a las bombillas de bajo consumo y, sobre todo, al LED, el tipo de iluminación que utilizan ahora los semáforos. Estos puntos de luz se consiguen por encargo, se los suministra un proveedor de Vigo y consumen un 40% menos que las lámparas de bajo consumo habituales. Cuestan "un 60% más", pero en tres años, en la factura de Fenosa, se recobrará lo invertido.
"Si al final la Xunta nos da alguna subvención", comenta Antonio López, "nos recuperaremos antes". Con la tienda ya despachando zapatos, la empresa acaba de pedir las ayudas y ahora aguarda. Pero, de momento, los propietarios de las tiendas Vogue y LV lo han pagado todo de su bolsillo, y esto le llegó al alma a Francisco Galindo, el representante en España de Al Gore. El experto en cambio climático asistió hace días a un foro de ciudades sostenibles que organizaba el Ayuntamiento de A Coruña. Habían invitado a contar el caso de su tienda a Antonio López, y esa misma noche, después de escuchar su charla, Galindo le telefoneó. "Me dijo que se había emocionado oyéndome, sobre todo porque el proyecto no había tenido nada que ver con la Administración: lo habíamos pagado todo nosotros", cuenta.
Pero detrás de la sensibilidad ecológica de los López Villanueva (que ahora, según cuentan, ya se disponen a imitar otras empresas foráneas), está el hijo de Antonio, ingeniero medioambiental y auténtico cerebro de la operación. Toni López Krulas tiene 27 años y a los siete, cuando todos los contenedores de España eran verdes y nada selectivos, él ya reciclaba las latas.
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