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Zapatero corteja a los empresarios al alentar un marco laboral más flexible

El presidente asegura que el acuerdo de financiación autonómica está "muy cerca"

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aterrizó ayer en Barcelona -11 meses después de su última visita y a dos días de las elecciones europeas- y cortejó a los empresarios catalanes sin necesidad de ceder, en cambio, al coro de voces cada vez más elevado en demanda de una reforma laboral profunda. Zapatero, un mago en estos equilibrios, rechazó de forma contundente cualquier cambio en las reglas de juego que implique "abaratar el despido, la pérdida de derechos de los trabajadores", pero sí abogó por la necesidad de una mayor flexibilidad. El nuevo modelo productivo hacia el que debe caminar la economía española "debe acompañarse de adaptación de la empresa y los trabajadores, en la que la flexibilidad interna será fundamental, y cambios en la negociación colectiva pueden ser positivos", si son de acuerdo entre los agentes sociales, recalcó Zapatero en la sede del Círculo de Economía en Barcelona, antes de almorzar con la crema del empresariado catalán.

El director de Caixa Catalunya advierte de que la inacción es letal

Es la línea que siguió el presidente de la Generalitat, José Montilla, la semana pasada en las jornadas del Círculo de Sitges, que se convirtieron en un clamor en favor de reformas estructurales como la del mercado de trabajo. "De una reforma que sólo busque recortar protección social, estaremos en contra", recalcó Zapatero. Con su tradicional optimismo, pronosticó que a partir del próximo año llegarán signos de recuperación. "En mi opinión, hay cada día algún motivo más para pensar que lo peor de la crisis lo hemos dejado atrás, aunque seguimos en una crisis severa".

El almuerzo de ayer se planteó como una continuación de las jornadas de Sitges. Así que, salvo en la recta final de la reunión, no estaba previsto ni mencionar la financiación autonómica, sino tratar las preocupaciones de los empresarios sobre el insuficiente retorno del crédito, las reformas en el mercado laboral -aunque el círculo nunca ha hablado de despido libre-, el consenso suprapartidista para superar la crisis y la responsabilidad con el gasto público. El coloquio se encalló en los dos primeros puntos y no hubo tiempo para mucho más. Josep Piqué, que fue ministro durante del Gobierno de Aznar, protagonizó el principal rifirrafe dialéctico con Zapatero, quien reprochó al hoy presidente de Vueling que defienda con tanto fervor la "urgencia" de unas reformas liberales que su Gobierno no emprendió.

Algunos de los asistentes comentaron a la salida haber visto al presidente "receptivo" a sus reivindicaciones y "muy en forma". Pero hay una discrepancia importante. Vista la convicción empresarial de que "se debe avanzar en una reforma contractual", los empresarios trasladaron el mensaje de que si empresarios y sindicatos no avanzan y la negociación se bloquea, "el Gobierno debe actuar". Alemany lo repitió. A ello respondió Zapatero: "la prioridad de este Gobierno es la cohesión social". Y, sobre todo, recetó "calma" sobre cualquier reforma de la contratación. Zapatero también admitió, por otra parte, que debe "mejorar la eficiencia" de las líneas habilitadas del Instituto del Crédito Oficial (ICO), y sobre aeropuertos respondió vagamente que no le parece mal ir a un modelo de gestión público-privada.

Asistieron al almuerzo, entre otros, el presidente de Caixa Catalunya, Narcís Serra; el vicepresidente de Laboratorios Esteve, Albert Esteve; el presidente de Gas Natural y Unión Fenosa, Salvador Gabarró; el presidente de Planeta, José Manuel Lara; el consejero delegado de Comsa, Josep Miarnau; el consejero delegado de Cementos Molins, Joan Molins, y el consejero delegado de Puig, Marc Puig.

Quien también habló de reformas, y en tono más que contundente, fue el director general de Caixa Catalunya, Adolf Todó, durante una conferencia sobre el liderazgo en tiempos de crisis que pronunció en Esade. Tras explicar los pasos que siguió para poner en marcha una nueva etapa en la entidad financiera, Todó subrayó que "la inacción es letal" y metió en el saco de quienes caen en ella a las administraciones."Todo el mundo habla en privado de la necesidad de reformas estructurales, del mercado laboral, del sistema de pensiones... pero en público, pocos", dijo Todó, para quien "a veces se buscan consensos tan amplios que acaban estando vacíos de contenido para que todos estén de acuerdo, y a veces hay que ir al grano".

Aunque la financiación autonómica prácticamente no asomó durante el almuerzo con los empresarios catalanes, Zapatero sí fue inquirido por la prensa unos minutos antes de la reunión en el Círculo de Economía y recalcó que la negociación para dotar a Cataluña del "mejor sistema de la historia" se encuentra "en la recta final, muy cerca". El presidente del Gobierno quitó hierro a la demora en el cierre de un pacto -la primera fecha límite se fijó para el 9 de agosto de 2008 y luego se prometieron nuevos plazos-, ya que el futuro modelo entrará en vigor con efecto del 1 de enero, "así que el retraso no producirá ningún perjuicio a la financiación de Cataluña". Sin embargo, en el mitin de la tarde, José Montilla recalcó que el nuevo sistema "es importante y urgente".

Zapatero había insistido al mediodía en que antes del 15 de julio "Cataluña va a disponer de la mejor financiación que haya tenido nunca. Mi compromiso es que antes del 15 de julio se reúna el Consejo de Política Fiscal y Financiera; lo mantengo y estimo que estamos en condiciones de poder avanzar en un momento definitivo", señaló, tras desgranar todas las grandes obras llevadas a cabo en Cataluña, como la puesta en marcha del tren de alta velocidad (AVE), pese al retraso, o la próxima inauguración de la nueva terminal del aeropuerto de El Prat.

José Luis Rodríguez Zapatero junto a José Montilla y Salvador Alemany.
José Luis Rodríguez Zapatero junto a José Montilla y Salvador Alemany.JOAN SÁNCHEZ

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