Secuestro en el Arriaga
La Fura dels Baus recrea en 'Boris Gudonov' la toma de un teatro en Moscú por terroristas - La obra utiliza el texto de Pushkin
En 2002 un comando checheno tomó el teatro Dubrovka, de Moscú, donde cerca de 900 personas asistían a una representación del musical Nord-Ost. Los terroristas exigían la salida de las tropas rusas de su país a cambio de la vida de los rehenes. Después de tres días de secuestro, las fuerzas de operaciones especiales entraron al asalto en el teatro, dejando un saldo de 171 víctimas mortales. La reconstrucción de ese pasaje real ha servido a la compañía La Fura dels Baus para plantear en la obra Boris Gudonov una reflexión sobre el terrorismo, que hoy se presenta en el Teatro Arriaga, de Bilbao (20 horas; hasta el domingo).
El musical que se representaba en el teatro cuando lo tomaron los terroristas ha sido sustituido en el montaje de La Fura por el Boris Gudonov, de Pushkin, en el que un impostor asalta el poder dispuesto a derrocar a un gobernante corrupto, cuando a su alrededor todos saben que no va a ser mejor que aquel al que pretende reemplazar. Los hechos reales y la ficción se entretejen para poner al público frente al miedo de ser víctima de un atentado terrorista, en medio de una escenografía a base de imágenes en blanco y negro creadas por ordenador, sobre las que se recortan las figuras de los actores.
Realidad y ficción ponen al público frente al miedo de ser víctima de un atentado
Después de tres días, el ataque se saldó con 171 víctimas mortales
Todo el teatro se convierte en espacio escénico y los espectadores en rehenes, mientras asisten a la reconstrucción de las disputas internas de los asaltantes y la lucha por el poder, el funcionamiento de los gabinetes de crisis y de la figura del mediador de conflictos. La Fura quería acercar el teatro a la contemporaneidad, como hace el cine constantemente, pero descontextualizando el suceso concreto y reescribiendo los pasajes del texto de Pushkin que se representan.
Alex Ollé, autor de la idea original, responsable de la dramaturgia y director de la obra, defiende que "el terror es la respuesta que, en algunos casos, ofrecemos al terror". El asunto ya estaba en la esencia de la obra de Pushkin, que tomó como eje del nuevo montaje, y en su forma de abordar la ambición de poder y la corrupción. "Este Boris Godunov comenzó a tomar forma cuando me planteé la posibilidad de proponer a un público una muestra infinitesimal, suavizada por la ficción, de lo que otro público tuvo que experimentar en un teatro de Moscú", explica.
Ollé ha contado con la colaboración de David Plana, autor del texto de la obra, en el que han infiltrado fragmentos de discursos políticos reales, como Bush, el Che Guevara y Sarkozy.
Hay momentos duros en el montaje, pero no vísceras, advierten los responsables del montaje. En momentos puntuales, los actores-terroristas se dirigen al público, pero exigen "una interacción directa" con el espectador, aclara Ollé.
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