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Reportaje:

El puerto se fija por fin en Natzaret

Los vecinos aportan ideas al plan de abrir la frontera portuaria con el barrio

Sara Velert

El puerto de Valencia ha puesto por fin sus ojos en Natzaret tras años de conflictiva y difícil convivencia. La frontera que separa la actividad portuaria del barrio con un muro empieza a abrirse de la mano de un plan que ha lanzado la Autoridad Portuaria de Valencia para reordenar su zona sur pegada a las viviendas. Una franja de unos 140.000 metros cuadrados que ahora ocupan, entre otras instalaciones, la vieja fábrica de aceites Moyresa, una concesión maderera y los restos de otras que el puerto ha rescatado y de las que quedan solares polvorientos y algún edificio. El proyecto, aún en su primera fase, pretende convertir esa área en una zona de transición amable entre Natzaret y el puerto, con oficinas, comercio, ocio y espacios verdes. El puerto, de paso, aprovecharía para cambiar su red viaria interna y ganar operatividad en los muelles.

"El puerto nos ha castigado muchas veces", afirma una asociación vecinal
El proyecto "debe generar riqueza y dar vida al barrio", dice el puerto

"La conexión del puerto con la dársena interior está resuelta, y ahora hay que acabar de completar la operación en la zona sur", afirman fuentes de la Autoridad Portuaria. Hasta ahora, las miradas se han centrado en la unión de la ciudad con el mar a través de la dársena que albergó la Copa del América; desde 1986, cuando se redactó el proyecto del Balcón al Mar, que también incluía cambios en los límites con Natzaret que cayeron en el olvido. Natzaret ha quedado siempre en un segundo plano, en la pendiente de la degradación urbana y los problemas sociales de una población de 7.000 vecinos encajonada entre la desembocadura del viejo cauce del Turia, y el incesante ir y venir de camiones y contenedores. "El puerto nos ha castigado muchas veces. Nos quitó la playa, la huerta para la ZAL y la salida del río taponada ha provocado inundaciones", afirma Julio Moltó, portavoz de la Associació de Veïns i Veïnes de Natzaret.

La desconfianza ha presidido las relaciones con el puerto, pero la oportunidad de dar calidad urbanística a la zona de encuentro ha sentado a ambas partes a una mesa. También participan en las conversaciones para aportar ideas al plan la federación vecinal y la asociación Natzaret Unido. Su presidente, José Antonio Barba, afirma: "Tenemos claro que si queremos que salga adelante el plan y desaparezca Moyresa tenemos que estar ahí y negociar".

El futuro de la fábrica de aceites, cuyo traslado exigen los vecinos desde hace años, es clave en la operación urbanística que pretende el puerto. Moyresa tiene concesión para ocupar su suelo hasta 2027 y los recursos para rescatar anticipadamente sus derechos deben salir de las plusvalías de la reordenación. El puerto, que no cuantifica el montante del rescate, buscaría una ubicación alternativa. Le interesa usar ese suelo, situado al sur del puente de Astilleros, e incluirlo en el proyecto. "No queremos rematar la reordenación a cachos, sino un proyecto global que revitalice Natzaret y no sea simplemente un colchón verde", afirman en la Autoridad Portuaria.

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El Plan de Usos y Espacios Portuarios de Valencia está pendiente, por lo que en el puerto quieren redondear la faena con el plan de Natzaret. Para definir la nueva imagen de la zona sur ha sido contratado el arquitecto José María Lozano, que ha celebrado varias reuniones con los vecinos para conocer su opinión y necesidades. Aunque no hay un plano terminado o cerrado, sobre el terreno se dibujan varias torres de más de 20 alturas y una serie de inmuebles de menor tamaño. Todos ellos serán de usos terciarios, ya que la ley no permite viviendas en el suelo de dominio público portuario. Las oficinas, servicios portuarios, centros comerciales o de ocio que se instalen lo harán en régimen de concesión.

En cuanto a posibles equipamientos para el barrio, a los vecinos no les faltan ideas. Además del traslado de Moyresa, la asociación de Moltó quiere recuperar la salida al mar del viejo cauce del Turia y habilitar la zona del canal de agua para uso lúdico y deportivo -ahora hay un camino de tierra desangelado con palmeras-. Además, los vecinos proponen restaurar el edificio de Benimar, una concesión extinta, para una escuela de inserción sociolaboral o de hostelería. Un centro cultural y un auditorio figuran también en la lista de deseos, así como la rehabilitación del Casal de la Pau, en la parte sur del terreno del plan junto a la ZAL, para centro de día. "Esperamos que el cambio del viario del puerto no acerque más el tráfico al barrio y que quede bien resuelto el problema de la inundabilidad" por el canal del viejo cauce, situado por encima del nivel del barrio de Natzaret, añade Moltó. Por su parte, Barba destaca que la propuesta a perfilar en los próximos meses tiene "un 80% de superficie verde" y también incide en que debe aprovecharse la ocasión para ganar un centro de formación y otras actividades que eviten "que se convierta en una zona muerta".

El puerto, de momento, toma buena nota y está de acuerdo en que la zona "debe generar riqueza y dar vida al barrio".

Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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