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Reportaje:

Que fusionen ellos

El Consell se inhibe mientras Cataluña y Andalucía intentan agrupar sus cajas

Los gobiernos de Cataluña y Andalucía han iniciado procesos de agrupación para sus cajas de ahorros. Los objetivos son cumplir con los requerimientos del Banco de España para hacer frente a la crisis y conformar grupos financieros regionales potentes. Sin duda, estos procesos reducirán por abajo y aumentarán por arriba las distancias con las cajas valencianas, con lo que su posición en la clasificación, aunque no se altere, se verá debilitada.

Sin embargo, la Generalitat valenciana no ha puesto en marcha ninguna acción al respecto. Por una parte, no atraviesa el mejor momento para liderar iniciativas. Y por la otra, abrir el melón de la fusión entre Bancaja y la CAM equivaldría a engordar el frente orgánico del PP en Alicante. Cualquier atisbo de fusión entre las dos principales cajas valencianas causa una gran reacción en Alicante en la que se alinean todos los partidos. Y todos los empresarios. "Cada vez que se ha planteado la posible fusión entre Bancaja y CAM, Alicante se moviliza en contra... Hasta el obispo se opone", relata una fuente de Bancaja.

Las alianzas pueden alterar la posición de la CAM y Bancaja
La Generalitat está inmovilizada por el 'caso Gürtel' y las cajas esperan

"No se puede plantear un modelo único y exclusivamente valenciano", defiende una experta que considera que una fusión entre Bancaja y CAM implicaría tantas duplicidades que supondría una gran pérdida de empleos. Además, opina que acabaría por no mejorar sustancialmente el peso de las entidades en el ámbito nacional. La misma fuente recuerda, además, que el proceso al que se anima a las cajas catalanas o andaluzas ya lo vivió la Comunidad Valenciana hace décadas, con la paulatina integración de las cajas más pequeñas en Bancaja y la CAM.

Alicante no quiere y la Generalitat no se atreve. Además, el camino que se ha trazado la CAM la aleja cada vez más de Bancaja. "Hasta implantó un sistema informático incompatible con el de Bancaja", revela una fuente de la entidad. En estos años han recorrido caminos divergentes. Asimismo, la concentración, más allá del impacto en el solapamiento de sucursales, impondría la simplificación de cargos y una profesionalización de la entidad resultante difícilmente compatible con los acomodos políticos.

Pero el imperativo de las fusiones, entre cajas de la Comunidad Valenciana o con cajas de otras comunidades, aprieta. La ministra de Economía, Elena Salgado, acaba de insistir en ello. "Van a ser las mismas instituciones financieras las que lleguen a la conclusión de que necesitan reforzarse y eso pasa por las fusiones", aseguró el jueves. Y ayer insistió, al llamar al sector financiero a "redimensionarse".

Bancaja y CAM, en cuanto a datos financieros y resultados, ocupan la cuarta y la sexta posición en la clasificación de la Confederación de Sindicatos Independientes de Cajas de Ahorros. Según los datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), sus activos son propios de entidades provinciales. Sus principales adversarias por arriba son La Caixa y Cajamadrid, con una fuerte presencia en el mercado español.

Ante la inminente restructuración del mercado financiero, la Generalitat debería decidir la estrategia para las cajas valencianas. Si quiere un grupo financiero valenciano potente o, si por el contrario, las cajas valencianas deberían buscar alianzas interregionales con otras entidades para hacer frente a La Caixa y Cajamadrid. O, en todo caso, si es el mercado, con la presión de las más poderosas, el que debe tomar la decisión.

El silencio del Consell es llamativo. Distintas fuentes financieras lo relacionan con el fracasado intento de fusionar a las dos grandes cajas valencianas en el pasado, tanto por el socialista Joan Lerma como el popular Eduardo Zaplana. Pero también lo vinculan con la parálisis que el caso Gürtel proyecta sobre el Consell. "La Generalitat está en los juzgados", resume otra fuente financiera que reclama el anonimato.

En este escenario, la posible reforma de la ley de cajas para despolitizar las entidades y reducir la influencia de las comunidades autónomas en su gestión (lo que podría facilitar fusiones interregionales), marca la espera. Su consenso y concreción podría abrir la puerta a futuros movimientos ante la evidencia de un sector llamado a protagonizar múltiples movimientos en los próximos años para ganar tamaño.

Movimientos presidenciales en la banda

Las dos cajas valencianas acometen este año procesos de renovación parcial en sus órganos de gobierno. Procesos que arrancarán en el último tramo de 2009, aunque la CAM cambiará en junio su presidente, dado que Vicente Sala cumple el día 9 de junio los 70 años de tope que permite la ley para ocupar el cargo, y ha apurado su etapa hasta el último día. Sala será sustituido por el presidente de la patronal alicantina, de la feria de Alicante y del Misteri d'Elx, Modesto Crespo, que dejará algunas de estas responsabilidades al asumir el timón de la CAM.

Crespo, actualmente secretario del consejo de administración de la caja alicantina, entró en la entidad respaldado por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, en la última renovación parcial en la caja. El empresario ha ido buscando en las últimas semanas los apoyos que le garanticen el nombramiento sin sobresaltos y, por ejemplo, logró el respaldo del secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, a cambio de mantener la proporción de sus consejeros en la próxima renovación.

Sala dejará una presidencia en la que ha mantenido un perfil bajo, en línea con lo que ha ocurrido en la entidad tradicionalmente. "Los directores generales en la CAM han tenido mucha fuerza", subraya una fuente de la caja, que contrasta esta situación con la de Bancaja, que ha derivado hacia un modelo mucho más presidencialista.

El mandato de José Luis Olivas al frente de Bancaja termina a final de año, aunque tiene la posibilidad de renovar. El presidente insiste a menudo en que no le preocupa: "No he perdido ni 30 segundos en pensar en eso, cuando llegue su tiempo me lo empezaré a plantear", explicó a finales de enero. Sin embargo, la posibilidad de que Olivas no repita en el cargo ha disparado expectativas en algunos aspirantes.

Los movimientos para evitar su renovación empezaron hace unos meses en el entorno del presidente de la Generalitat. El principal argumento para evitar su renovación es, como el que le situó al frente de la entidad, político. Olivas accedió a la presidencia de Bancaja en 2003, tras dejar la presidencia de la Generalitat, por indicación del anterior líder del PP en la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana. Siguiendo la lógica de la premisa, quienes tratan de moverle la silla piensan que Camps debería situar a un hombre de su total confianza y reforzar así su autoridad orgánica. Uno de los hombres "de su total confianza", que ahora ocupa la presidencia de otra institución, no para de mover hilos.

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