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El mosquito tigre se ha extendido ya a 87 municipios

Ana Pantaleoni

Lento pero constante, el mosquito tigre va tomando el territorio catalán desde que aterrizó en las aguas estancadas de las casas pareadas de Sant Cugat del Vallès en 2004. El insecto, llegado del sureste asiático, está presente ya en 87 municipios de 12 comarcas, según el estudio del Departamento de Medio Ambiente y Vivienda. En sólo un año, el número de municipios afectados ha pasado de 55 a 87.

El momento de máxima actividad del mosquito tigre se extiende de mayo a noviembre, pero las molestias principales se concentran desde julio hasta septiembre.

El mosquito tigre es mayor que el autóctono. Su abdomen es puntiagudo, una línea blanca recorre la parte posterior del tórax y luce unas patas de bandas blancas y negras reconocibles a simple vista. Un espécimen adulto mide entre 2 y 10 milímetros. El mosquito tigre muerde más que su colega europeo y, además, sus picaduras pueden resultar más dolorosas. Los factores que condicionan su vida son el clima y la duración del día. A partir de primavera, empiezan a eclosionar las larvas, que viven en el agua estancada, y el verano es la estación más favorable para su desarrollo. Medio Ambiente, junto a otras instituciones y ayuntamientos, ha realizado campañas de sensibilización y control del mosquito para disminuir su población y su velocidad de expansión.

La medida más efectiva para frenarlo es evitar la puesta de huevos y el crecimiento de las larvas acuáticas, una solución que se consigue eliminando los puntos de agua donde pueden crecer, ya que las larvas requieren una semana para desarrollarse. Por ello, entre las recomendaciones, figura la de vaciar regularmente cualquier recipiente exterior donde se pueda acumular agua, como los platos de debajo de las macetas y los ceniceros, y evitar que eso suceda en las zonas de drenaje o canales de desagüe, cubrir los agujeros del terreno, vigilar las balsas pequeñas y recubrirlas con una malla. Otro de los consejos es mantener cerradas, el máximo tiempo posible, las puertas de los coches y matar cualquier mosquito que se detecte en su interior, ya que en caso contrario puede facilitarse su expansión.

Un caso destacado es el de Maials (Segrià), donde en octubre de 2008 se detectó la presencia de algunos ejemplares adultos en un centro de gestión de neumáticos viejos, aunque se cree que el foco ha quedado controlado, ya que se trituraron las ruedas en las que se sospechaba que había larvas de mosquito tigre.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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