Barcelona destinará 111 millones en dos años a combatir la pobreza
El Ayuntamiento prima las ayudas a alquileres, servicios y becas de comedor
Barcelona aumenta los recursos para atender las necesidades sociales prioritarias que se han acentuado con los efectos de la crisis económica. Concretamente, se destinarán 111 millones de euros para reforzar la atención social: 53 millones de euros para 2009 y 58 para el año próximo. La partida ha sido fijada por el Ayuntamiento de Barcelona para hacer frente a las prioridades que marca el programa de acción contra la pobreza, un instrumento que complementa el plan de inclusión social y que estaba previsto en el Plan de Actuación Municipal. De esa asignación, parte provendrá de recursos nuevos y el resto, de otras áreas municipales.
La propuesta básica sobre la que se ha elaborado el plan ha sido elaborada por la Fundación Jaume Bofill, un diagnóstico que inició el pasado año y que se ha concretado tras un proceso cruzado de información y entrevistas con responsables del área social del Ayuntamiento, de agentes privados y de un número importante de entidades que llevan un buena parte del peso de la acción social en Barcelona.
La propuesta de actuación ha sido elaborada por la Fundación Bofill
Las líneas prioritarias que marca el plan son una decena y muchas de ellas giran en torno a la mayor y mejor cobertura social de las personas que se encuentran en situación de riesgo, un colectivo que desde el año pasado no para de crecer. Por eso, el plan pone el acento en incrementar de forma notable las ayudas al pago de alquileres, de los suministros -agua, luz, gas, teléfono- y de las ayudas a un amplio epígrafe escolar: desde el pago de la escolarización a las becas de comedor.
Otra línea de acción es la de incrementar el programa de ayudas al acceso a los pisos sociales y el aumento de la bolsa de pisos públicos. Otras prioridades son incrementar la dotación para llenar los bancos de alimentos y la creación y racionalización de la red de comedores sociales.
Las propuestas de actuación fueron identificadas por los técnicos de la Fundación Jaume Bofill y luego entregadas al área social del Consistorio, que dirige el segundo teniente de alcalde, Ricard Gomá. El plan finalmente elaborado se sometió a un periodo de consultas con los grupos de la oposición municipal y se elevará al pleno del próximo viernes.
Ricard Gomá tenía la voluntad de buscar el acuerdo más amplio posible con los grupos de la oposición del Consistorio de Barcelona para aprobar el plan de acción contra la pobreza. Finalmente, todo parece indicar que lo ha conseguido a medias. Tal vez por eso, el modo de darle luz verde no será a través de comisión, lo que supone forzosamente la existencia de una votación. La fórmula escogida es la de medida de gobierno, que no se tiene que votar, aunque los grupos políticos sí se tienen que posicionar. Esquerra Republicana defenderá el plan porque considera que se es un buen instrumento para hacer frente al impacto de la crisis y porque, además, recoge dos de sus peticiones: gratuidad de los polideportivos municipales para las personas en paro y asignación de cursos de formación a las personas en paro.
CiU está de acuerdo con algunas de las directrices del plan, como el llenado de los almacenes del banco de alimentos, pero no está de acuerdo en cómo se ha realizado. En opinión de la formación nacionalista, el parecer y las aportaciones de las formaciones debería haberse realizado antes y no al final. El PP considera que el plan es insuficiente y, además, cree que se debe aclarar cuántos de esos 111 millones de euros son, realmente, aportaciones nuevas y no sólo movimientos contables.
tejederas Familias a la espera de ayuda
La familia de Andrés Pedrosa, un jubilado de 70 años, podría ser una de las candidatas a recibir más de una ayuda social. Su pensión -alrededor de 1.000 euros- es el sustento principal para mantener a cinco personas: su mujer -Clotilde, sin ingresos, y que aparece con él en la imagen-, su hija -separada y que cobra la renta mínima de inserción- y sus dos nietos, de 14 y 10 años. Viven de alquiler en un pequeño piso de la Rambla del Raval: "Excepto los cuatro duros de mi hija, todo sale de mi pensión y aquí vivimos cinco personas casi una encima de la otra. Ya no nos podemos estrechar más el cinturón".
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