El Ayuntamiento cierra el bar Mendizábal por dejar fumar dos porros
Un abogado del Ayuntamiento, acompañado de varios agentes vestidos de paisano, se presentó con una orden de cierre el jueves por la mañana en el Mendizábal, el histórico y pintoresco bar de la calle Junta de Comerç, en el Raval de Barcelona, conocido porque es sólo una barra adosada a una fachada. Carlos Beguería, de 34 años, uno de los dos socios del bar, se quedó de piedra. El empleado municipal le entregó una orden de cierre del local por tolerar el consumo de sustancias estupefacientes. De hachís. Fueron dos porros.
"Tuvimos que cerrar de inmediato, con la terraza llena. Aún no me lo creo", explicaba anoche Carlos frente al bar, ahora precintado, con el rostro de Dalí pintado en la persiana. El Mendizábal es tan popular que aparece en guías y es fotografiado por los turistas. Su terraza aparece en el anuncio de una marca de cerveza protagonizado por Messi. Sus problemas empezaron el 9 de noviembre, cuando los guardias urbanos descubrieron a un joven fumando un porro en la terraza situada frente al teatro Romea. Fue el mismo día que denunciaron a una empleada por fumar un canuto con un cliente. "No es verdad. Ni siquiera fuma", dice Vila. "No fue confiscado. Esa chica es deportista y fue portera de la selección de balonmano de Argentina".
La segunda denuncia fue el 16 de diciembre, cuando unos agentes encontraron un porro apagado en una mesa. Fuentes municipales confirmaron el expediente por tolerar los dueños el consumo de drogas. Esta conducta está tipificada como falta grave y su sanción puede oscilar entre 6.000 y 60.000 euros, y de dos meses a un año de cierre. Un portavoz municipal señaló que el Mendizábal, pese a ser un local al aire libre, es de concurrencia pública. "Yo ya digo a los clientes que no fumen", explica Vila, perplejo porque la denuncia menciona la detención de un supuesto traficante en la calle del Hospital, 20 números más allá de su local. Mientras el Ayuntamiento resuelve el caso y los vecinos de la cercana calle de Robadors no dejan de quejarse por el tráfico de heroína, el Mendizábal, ahora que llega el buen tiempo, estará cerrado, y seis familias, las de los socios y los cuatro empleados, sin trabajo.
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