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AL CIERRE
Columna
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El estado de la calle

Joan Subirats

Un debate sobre "el estado de la nación" con referencias a automóviles, ordenadores, tasas de aeropuerto, incentivos a comprar pisos cuanto antes y a rebajas fiscales para ciertos colectivos. Pocas alusiones al estado de la calle. Los servicios municipales ven con preocupación la intensidad y crudeza con que la crisis y el paro golpean a los más vulnerables. Listas de espera para comedores sociales, más gente en la calle, aumento de las demandas de becas de comedor en las escuelas..., todo ello desborda las previsiones. Las entidades del sector hablan de aumentos de frecuentación y de demanda de los clientes habituales, pero subrayan la presencia de nuevos rostros, la incidencia creciente en sectores que hasta hace poco se mantenían en situaciones "normales". Los inmigrantes que pueden, que saben, optan por regresar. Los más, tratan de subsistir y resistir. Tema clave: pagar la habitación, el piso. Un paso en falso significa la calle. Ciutat Vella, las estaciones del Norte o de Sants, son espacios en los que las señales son más claras. Pero aumenta la presión en Nou Barris, Besòs y ciertas zonas de Sant Adrià, Badalona y Santa Coloma. La falta de acceso a los recursos institucionales conduce a soluciones reactivas: lotes de comida o ayudas para ir tirando.

La emergencia se ha manifestado hasta ahora en los esfuerzos oficiales por salvar los muebles de la gran industria, subvencionando generosamente opciones que no apuntan precisamente a nuevos modelos de desarrollo. Zapatero insiste en su política de cheques y desgravaciones para quienes más logran hacerse oír. Rajoy no le va a la zaga y pretende incluso ampliar las ayudas fiscales a la vivienda para proteger a la clase media. El problema del sistema político es que no escucha a quien no grita. Si, además de ser silenciosos, resulta o que no pueden votar o que ya han dejado de hacerlo, hastiados por los pocos efectos que ello tiene en sus vidas, no resulta extraño que cada vez se amplíen más las distancias y las incomprensiones entre el estado de la calle y el estado de la nación.

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