Piratas varios
No hay duda de que en nuestro país tenemos ciertos rasgos que parecen imitar a los piratas en sus distintas facetas. En cuanto al parche en el ojo, o lo que sería lo mismo, el no ver más que la mitad de las cosas o verlas e interpretarlas según convenga, están algunos jueces dispuestos a juzgar a ciudadanos de otros países por temas internacionales que deberían ser tratados por otros tribunales, por ejemplo el TPI, mientras en nuestro país hay millones de causas pendientes de juicio.
Ahora, en el tratamiento de los piratas somalíes, detenidos en pleno ataque para secuestrar un barco, resulta que por pura burocracia, malos entendidos o descoordinación, un juez quiere dejarlos en libertad a pesar del peligro que ello conlleva.
Por lo que respecta a la piratería más tradicional, entendida como un asalto con alevosía, premeditación y robo, no habría más que mirar a ciertos constructores y promotores que han asaltado a clientes y proveedores, dejando a unos sin sus pisos y su dinero y a los proveedores sin cobrar y en la ruina, por su avaricia desmedida y la pasividad y lentitud de la justicia en perseguirlos.
También ha quedado claro, sobre todo en la banca estadounidense y en menor medida en las demás, que piratas los hay en todas partes, aunque los violentos sean los del cuerno de África y los otros, los que hunden la economía, lleven corbata y los ampare la ley.
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