Un retrato frente a los violentos

La cámara de Emilio Morenatti se ha parado frente a mujeres de rostros desfigurados. Carnes carcomidas por el ácido. Cicatrices imborrables que impactan a la vista. Son todas víctimas. Pero el fotógrafo jerezano no busca la compasión porque todas ellas, a pesar de las marcas en su piel, son unas vencedoras. Han sobrevivido a la violencia casi consentida contra ellas en su país, Pakistán. Que hayan dado la cara y hayan posado para él es el mejor mensaje de victoria que pueden dar a todos sus agresores. Las historias de estas mujeres las cuenta Marta Ramoneda.

Menuna Khan fue rociada con ácido por un grupo de hombres que pretendían liquidar de esta manera una disputa familiar pendiente. Para Morenatti se colocó un traje blanco. Han pasado siete años. En su rostro hay implantes de pieles de otras partes del cuerpo y un ojo artificial. Su fotografía es una bofetada contra los que casi la matan porque todavía puede hablar y soñar con ese viaje a Estados Unidos al que siempre ha aspirado.

Violencia de género es una arriesgada y valiente apuesta de Morenatti, producida por el Centro Andaluz de Fotografía (CAF), para sacar a la luz las atrocidades que en Pakistán se practican contra las mujeres sólo por el hecho de serlo. Es el país donde ahora trabaja como corresponsal para la agencia AP. Las imágenes les dan voz a ellas. "Estamos en una sociedad donde las mujeres ni siquiera puedan hablar para pedir su libertad, donde ni siquiera se puede debatir qué derechos tienen o no", explica el autor.

El reportero recorrió todo el país en busca de historias como las de Menuna Khan o Munira Asef, atacada con ácido por un primo con el que se negó a casarse. Morenatti se ganó su confianza y las convenció para dejarse fotografiar. "No quiero que vean mujeres quemadas sino las historias que hay detrás", reclama su autor. Así ha cerrado esta exposición con 31 retratos. 31 rostros de mujer marcados para siempre por aquellos que creyeron que robándoles su juventud y belleza las habían vencido.

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