Los consejeros desoyen la petición de Griñán de reducir altos cargos

En la primera reunión del nuevo Consejo de Gobierno nada más tomar posesión el pasado 24 de abril, José Antonio Griñán formuló a sus consejeros dos peticiones: que redujeran el número de altos cargos (ahora hay 316) y que primasen el mérito y la capacidad a la hora de formar equipos, sin detenerse en si pertenecen o no al PSOE. El primer encargo no ha tenido ningún eco entre los miembros del Ejecutivo. Lo reconoció ayer sin tapujos Manuel Pérez Yruela en su estreno como portavoz del Gobierno. "Que yo haya oído, no", dijo respecto al primer encargo del presidente de la Junta de pelar de directivos la Administración. "Me atrevería a decir que sí", comentó a la hora de valorar si los consejeros habían fichado a los mejores cuando dio la lista de diez nombramientos.

La petición de Griñán de eliminar altos cargos no era una orden, pero sí una recomendación que entraña la dificultad de provocar la salida de sopetón de alguna gente a un año de comenzada la legislatura. Porque aunque Griñán -que ayer no presidió el Consejo de Gobierno al estar acompañando a los Príncipes de Asturias- quiera marcar un nuevo estilo y rumbo, eso no implica que parta de cero. Su propuesta es de largo recorrido, como su iniciativa de que determinados puestos (las secretarías generales técnicas) sean ocupados por funcionarios de carrera. Ése es el criterio que ha seguido la nueva consejera de Justicia y Administración Pública, Begoña Álvarez, quien se ha rodeado de un equipo con un marcado perfil técnico, la mayoría de ellos procedentes del cuerpo de funcionarios autonómicos, con el fin de desatascar asuntos "embarrancados por falta de operatividad", según fuentes de la consejería.

También ha habido nombramientos en Agricultura, el SAS y Cultura, donde la consejera Rosa Torres ha puesto fin al fuerte enfrentamiento que mantenía con su viceconsejero y ha nombrado a la hasta ahora diputada por Málaga Isabel Muñoz como numero dos. La consejera de Obras Públicas, Rosa Aguilar, no ha propuesto ningún nombramiento y sus intentos de fichaje para la viceconsejería han resultado por ahora fallidos.

Las nuevas caras del Gobierno como Pérez Yruela o el consejero de la Presidencia, Antonio Ávila, significan también un nuevo estilo de comunicación. Ninguno de los dos ha entrado al trapo de las críticas del PP contra el Ejecutivo o Griñán. Fuentes del Gobierno niegan que esa actitud responda a alguna "instrucción" y lo atribuyen al carácter de ambos, aunque también a su inexperiencia en el embarrado cuerpo a cuerpo de la política andaluza.

En sintonía con este perfil más institucional, el consejero de Innovación, Martín Soler, se mostró ayer dispuesto a dar información al PP de las 114 empresas que han recibido 72,5 millones de euros en ayudas reembolsables por problemas de liquidez. Su antecesor, Francisco Vallejo, rechazó crear una comisión en el Parlamento porque dudaba de que el PP no fuera a utilizar los datos como munición política, ya que la medida implicaba "una gran discrecionalidad". Soler, que es un nuevo en Innovación pero no en política, quiere dar la información, pero siempre que la oposición guarde discreción.