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Los conflictos en la recogida de basura amenazan a 12 municipios

En las calles de Vigo se acumulan más de una tonelada de desperdicios

Doce localidades de Galicia se enfrentan estos días a huelgas de limpieza o amenazas de ella. Un escenario en el que los tres agentes implicados se soliviantan por igual. Por un lado, los trabajadores, que pretenden mantener sus condiciones actuales frente a los recortes que aspira a imponer la empresa. Y, por otro, los gobiernos locales, responsables de las concesiones y, a ojos de los ciudadanos, culpables en última instancia de que las calles amanezcan cubiertas de unos desechos que, sólo en Vigo, superarán hoy el millar de toneladas.

Lo que sí subyace es que la caída libre del IPC provoca, en algunos casos, la revisión a la baja de los salarios, situación que se encuentra detrás de gran parte de los conflictos. Los sindicatos se resisten. De hecho, José Rubinos, responsable de la rama de limpieza de UGT-Galicia, afirma: "Todos echamos la culpa a la crisis y en los temas de limpieza los acuerdos que se hacen con los Ayuntamientos son concesiones", en las que la autoridad local tiene la última palabra. Sin embargo, hay una empresa, Cespa, que periódicamente sale a la palestra por algún conato de movilización y que es adjudicataria de este servicio en A Coruña, Pontevedra y varios municipios coruñeses. Fuentes de la firma, con dos frentes simultáneos abiertos, una vez zanjado el de A Coruña, aseguran que no hay relación entre unos problemas y otros. Mientras, Poio, Nigrán y Vilagarcía apoyan a los pontevedreses porque aquí las relaciones con la empresa no son fáciles.

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La espita la abrió A Coruña con un paro de 24 horas para que los 393 empleados viesen garantizada su continuidad. La solución llegó aquí de manos del Ayuntamiento, que incorporó esa cláusula en el documento de renovación a Cespa. Le siguió Vigo, donde ayer el paro de las basuras confluyó con la manifestación de los trabajadores del metal. Los contenedores desbordados amenazan con echar por tierra la imagen de la ciudad ante la regata Desafío Atlántico que arranca este domingo cuando ya se habrán acumulado más de 2.000 toneladas de desperdicios. Tal es la preocupación en dependencias municipales que fue la alcaldía la que convocó ayer a las partes para mantener un encuentro, sin concluir al cierre de esta edición, a pesar de que los sindicatos se mostraban optimistas. El tira y afloja entre la concesionaria, FCC, y los 375 empleados se refiere a descansos y ampliación del servicio que "tiene que arreglar el Ayuntamiento", advierten los huelguistas. Mientras la ciudad crece, el personal de limpieza, no. "La empresa cobra por los metros que barre y las ampliaciones no se reconocen desde el 2000".

Pontevedra ha sido la última en sumarse a esta oleada de protestas. En el caso de la capital se ha llegado incluso a hablar de rescindir la concesión a Cespa. El concejal responsable lanzó sus iras contra la firma al subrayar "la desconsideración impresionante por parte de la empresa". La plantilla de 124 personas, que secunda de forma mayoritaria el paro, exige la readmisión en idénticas condiciones del compañero despedido. Ayer se registró la quema de un contenedor y la policía local intervino frente a la acción de un piquete.

La buena nueva de la jornada vino del entorno metropolitano coruñés donde, hasta ayer, vivían bajo la amenaza de una huelga que se esfumó a última hora del día. En el área metropolitana coruñesa se rigen por una fórmula de gestión conjunta que lidera el Consorcio As Mariñas, del que forman parte Abegondo, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Culleredo, Oleiros y Sada, cuya media mensual de recogida supera las 5.000 toneladas. Aquí, la bajada del IPC obligaba a revisar los salarios a la baja en una situación calificada de "inédita", tal y como explica la empresa pero que, asegura, recoge el convenio laboral. Ayer refrendaron la voluntad de diálogo de todas las partes para revisar los salarios aún vigentes.

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