¿A quién beneficia la abstención?
En las próximas elecciones europeas, se espera una abstención superior al 60%. No es de extrañar con la que está cayendo, inmersos en una crisis económica que parece un agujero negro que nos traga cada día.
Pero cabe preguntarse si la solución está en no ir a votar el próximo 7 de junio. En Europa se deciden cosas muy importantes. A través de sus instituciones se toman determinaciones que se plasman posteriormente en directivas que afectan a todos y cada uno de los países miembros de la Unión.
Por eso, y a pesar de que es fácilmente comprensible el desencanto, debemos hacer el esfuerzo responsable de ir a votar. Sobre todo porque me temo que, como casi siempre, la abstención será mayoritariamente de un color y aquellos que, como en Fuenteovejuna, votan todos a una, extenderán su manera de entender la sociedad (no al aborto, no al matrimonio homosexual, el antinacionalismo, la privatización de los servicios públicos) a los foros europeos.
Si creemos en el progreso y en los logros sociales, tenemos el deber de votar el 7 de junio. Que nadie sume por nuestra abstención.
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