Las tribulaciones de Patxi López

El quebradero de cabeza de Patxi López no está en un cuaderno azul. Sólo la mención de aquella puesta en escena de José María Aznar para preservar de los periodistas a sus ministrables desenfoca completamente la situación actual en Euskadi. El "gobierno de los mejores" al que aún aspira el futuro lehendakari, la "foto de impacto" del primer Ejecutivo socialista monocolor en la historia de Euskadi, sigue aún pendiente. Y se encuentra en un lápiz de memoria "que se va renovando cada semana según cerramos los nombres", revela uno de sus íntimos.

Si las últimas negociaciones llegan a buen puerto, al nombre de Rafael Bengoa (Sanidad), se pueden sumar otro independiente en Industria y una mujer para Cultura. Ésas y no otras son las tribulaciones que atenazan estos días a López. Aunque no como para nublarle la vista. López se ha levantado este domingo un poco más tarde. La música del despertador que inunda la habitación que comparte con su esposa, la edil en Bilbao Begoña Gil, no ha cambiado: Knocking on Heaven's Door, de Bob Dylan. Como todos los días, baja a desayunar a un bar cercano a su domicilio para sumergirse entre papeles.

López no pierde las buenas costumbres y, como Barack Obama, aún conserva el gusto por el tacto del papel a la hora de informarse. Aunque estas semanas los rotativos le han brindado más de un sobresalto matutino indeseado. El organigrama de su Ejecutivo está cerrado, salvo flecos que pueden hacer variar el número de consejerías (nueve). López se ha rodeado durante las últimas semanas de su núcleo duro. Dirigentes como Rodolfo Ares o José Antonio Pastor. Y otros como su íntimo Mikel Torres, alcalde de Portugalete, uno de los socialistas con mayor proyección y que lleva el peso en la sombra de fichar al "caballo blanco" que ansía López para Industria. Pieza central de esa foto del cambio plagada de socialistas, pero con independientes, que se cerrará en unos días.