El reto de las enfermedades crónicas
El sistema sanitario español está sometido a una gran tensión como consecuencia de una serie de factores que confluyen y determinan su evolución. Las expectativas de la población son cada vez más altas debido a la mejora del nivel de vida, lo que genera un aumento en la utilización de los servicios sanitarios y una mayor disponibilidad de tecnologías médicas, que incluyen tanto la incorporación de nuevos equipos, como el desarrollo de medicamentos o técnicas profesionales. Pero quizás el factor más importante se debe al notable incremento de la supervivencia de la población, que comporta un carácter cada vez más crónico de las enfermedades graves (cáncer, artrosis y problemas reumáticos, diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, obesidad, ciertas enfermedades mentales, etc.), que acarrean una carga de tratamiento durante largos períodos de tiempo.
En España, en el año 2007 la población mayor de 65 años suponía el 16,6% y se estima que alcance en el 2020 un 19,20%. En Galicia las previsiones son más alarmantes, pues en el año 2007 la población mayor de 65 años era de un 21,58% y se calcula que en 2020 alcanzará el 24,60%, es decir, cinco puntos superiores a la media nacional. La situación es compleja y delicada ya que el 88% de los mayores de 65 años tienen una o más patologías crónicas, suponen el 80% de las visitas a Atención Primaria y el 60% de los ingresos hospitalarios, y la atención a estas enfermedades representa el 70% del gasto sanitario promedio.
Actualmente tenemos un sistema de atención y cuidados muy fragmentado, donde los médicos de Atención Primaria disponen de muy poca capacidad para generar información de pacientes crónicos. No se dispone de una enfermera del caso (comunitaria) que facilite el seguimiento y el control de estos enfermos, y el número de camas de larga estancia instaladas es, en Galicia, del 0,1 por mil, mientras que la media nacional es de 0,28. Por este motivo pacientes crónicos tienen que estar ocupando camas en hospitales de agudos durante períodos prolongados de tiempo, esperando por un recurso sociosanitario.
Por definición estas enfermedades no se curan, no obstante, existe cada día un mayor número de actuaciones que permiten su control preventivo y su gestión, siendo las innovaciones más importantes las organizativas. Ante este escenario debe producirse un cambio organizativo y de gestión en el conjunto del sistema sanitario, y que afecta a Galicia de una forma especial, por los motivos que comentamos anteriormente. Las propuestas, a mi entender, deberían centrarse en los siguientes aspectos: incrementar los recursos como consecuencia del envejecimiento poblacional y del consiguiente aumento de las enfermedades crónicas.
Como punto de partida debemos contar con más camas de larga estancia para equipararnos progresivamente a la media nacional. Estos factores y la peculiar dispersión demográfica en Galicia deberán ser tenidos en cuenta en la actual negociación de la financiación sanitaria. La financiación por sí sola no será suficiente y será necesario reconfigurar el modelo de atención a los pacientes crónicos, para que exista una mayor continuidad entre las diferentes estructuras en las que se prestan los cuidados: una mayor participación del paciente y su entorno en el control de su enfermedad (autocuidados), lo que va a suponer una inversión importante en educación a estos pacientes.
También redefinir el nuevo papel que tienen que jugar las Comunidades Locales, facilitando apoyos domiciliarios organizados e incorporándolas a los canales de atención. En este nivel se desarrollarán nuevas profesiones tanto en el sector sociosanitario como en la propia comunidad.
El cambio organizativo incentivado debe integrar la prestación de servicios continuados y coordinados, pivotando la atención en el medio extrahospitalario. Los pacientes crónicos tendrán una enfermera especialista del proceso -enfermera comunitaria- que conducirá al paciente por el sistema, desarrollando la labor central de seguimiento el médico de Atención Primaria. La atención especializada debe desempeñar un papel consultor para aquellos casos que lo demanden los dispositivos extrahospitalarios y debemos disponer de nuevos recursos de atención para estos pacientes; como las unidades multi e interdisciplinares de atención al paciente crónico con hospitales de día, etc., de tal forma que el paciente no tenga que acudir a urgencias hospitalarias por un problema derivado de su patología, que de antemano ya sabemos que se va a producir.
Todos estos aspectos organizativos y de gestión, son los que se están desenvolviendo en los países más desarrollados. En nuestro Sistema Nacional de Salud, por su diseño y características, el cambio no debería de ser muy complejo, pero sí importante y urgente.
En el II Congreso Nacional de Enfermedades Crónicas, que se celebrará en Santiago de Compostela los días 25 y 26 de febrero de 2010, nos disponemos a debatir a fondo sobre estos aspectos, y para ello hacemos un llamamiento a los ciudadanos, políticos, educadores, sanitarios, etc., todos ellos actores principales de este cambio obligado y necesario.
Dr. Jesús Caramés Bouzán. Gerente del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago y Presidente del Comité Organizador del II Congreso Nacional de Enfermedades Crónicas
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