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La Feria de Abril obligará a que suene sólo música andaluza

Las ayudas públicas cubren más de la mitad del coste del acontecimiento

"La Feria de Abril se hace una vez al año y las discotecas están abiertas 365 días". Así que las casetas que opten por música que no sea "ferial", es decir, andaluza, quedan vetadas en la próxima feria catalana, que se celebrará en el Fórum entre el 24 de abril y el 3 de mayo. El presidente de la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (FECAC), Francisco García Prieto, explicó ayer el giro tradicionalista que marcará la 38ª edición de la fiesta. Las administraciones pagan la mitad del coste.

Algunas entidades ya reclamaron un retorno a las esencias tras la feria del año pasado, que registró un descenso de los ingresos del 20%, según los cálculos oficiales. Entonces señalaron la deriva discotequera como una causa de la caída y ahora la FECAC se esfuerza en presentar una feria "más tradicional". Contribuirá a ello la música, un nuevo pórtico, de 22 metros de ancho, y otra obligación: las casetas deberán estar cubiertas a partir de ahora con lonas listadas de blanco y rojo o blanco y verde.

Esto no es algo inédito en la feria por excelencia, la de Sevilla. Allí las estrictas ordenanzas municipales prescriben este y otros detalles de la apariencia que deben tener los puestos, pero no la música que deben poner sus propietarios. Así que en el real junto al Guadalquivir se mezclan las sevillanas con la pachanga.

La feria catalana es distinta. El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, se esfuerza en alabarla como "la feria de la diversidad". Una jaima marroquí y una caseta de la Federación de Entidades Latinoamericanas (Fedelatina) se han incorporado al evento en sus últimas ediciones. Prieto les da la bienvenida, pero ayer añadió: "Esto no quiere decir que la Feria de Abril deje de ser la Feria de Abril". E "invitó" a estas entidades a mezclar su música latina y magrebí con la andaluza. El presidente de Fedelatina, Javier Bonomi, lo celebra. Pide una feria de más "calidad cultural" y explica que en su puesto optarán por melodías que atestigüen los puentes entre Latinoamérica, Andalucía y Cataluña, "como las habaneras". Quienes no repetirán este año serán las casetas Mi Rumbita y Quartier, las que más se acercaron al modelo discotequero el año pasado.

La feria cambia, pero no las ayudas públicas catalanas: la Diputación de Barcelona seguirá aportando 90.000 euros; la Generalitat, 49.300, y el Ayuntamiento barcelonés, 85.000. La Junta de Andalucía pagará 75.000 euros, 3.000 menos que en 2008. Las subvenciones cubrirán así el 54% del coste de la feria, que ascenderá a "unos 550.000 euros", apuntó Prieto con vaguedad. El año pasado costó 800.000 euros. Prieto no quiso aventurar cómo afectará la crisis al consumo, pero aseguró que se han esforzado por mantener unos precios atractivos.

Francesc Narváez, concejal de Movilidad, explicó que el recinto de atracciones se ha alejado este año de las zonas habitadas para evitar quejas de los vecinos. También defendió que el Consistorio haga una excepción con la feria, como hace con otras fiestas, y permita abrir a las casetas hasta pasadas las cuatro de la madrugada algunos días. Y pidió a los ciudadanos que vayan en transporte público.

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