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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pluriempleo

Sin luz ni taquígrafos, los diputados del Congreso aprobaron por mayoría que 79 compañeros puedan compatibilizar su escaño con actividades privadas (EL PAÍS 27-3-2009). Ya se sabe: hoy por ti, y mañana por mí. Una vez más, sus señorías proporcionan un ejemplo de austeridad y decoro en el desempeño de sus funciones. Ejemplo que no sería irrelevante ubicar en un contexto adecuado. La obtención de una beca posdoctoral se supedita a una rigurosa valoración de los méritos de los investigadores, su labor es evaluada periódicamente y, de no cumplir ciertas obligaciones, se les puede retirar la beca.

En contraste, la obtención de un escaño depende poco de la valía intelectual, y a menudo ni siquiera política, de los candidatos, el control de su labor es escaso, y los incumplimientos o torpezas tienen pocas consecuencias. Por descontado: es harto diferente la cuantía de los salarios de becarios y diputados. Sin embargo, el "disfrute" (como se define en las convocatorias) de una beca resulta incompatible con otros ingresos, mientras que los diputados se autoconsienten retribuciones adicionales a su salario. Uno está a favor de la dedicación completa, pero si se aplica a todos.

De otro modo, en asimetrías como la descrita (y seguro que existen otras) se percibe, por más que metamorfoseado, el hedor inconfundible y recurrente de los privilegios de clase. De las dos clases, claro, a las que aún se denomina como tales en este país, la política y la empresarial, y a cuya tantas veces sospechosa unión este asunto de la actividad extraparlamentaria sin duda no resulta ajeno.

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