El 'caso Estema'

A las cinco facultades de Medicina arriba señaladas (Universitat de València, Miguel Hernández de Elche, Católica San Vicente Mártir, Jaume I de Castellón y CEU-Cardenal Herrera), muchos dirigentes académicos creen que acabará uniéndose una más: la de Estema, centro que fue adquirido el año pasado, en su parte académica, por la Universidad Europea de Madrid, y que ya la tiene en aquella comunidad autónoma. El centro privado valenciano desmiente que tenga intención de poner en marcha Medicina, dado que tras su unión a la Europea de Madrid ya diseñó su oferta de titulaciones (el máximo que puede impartir un centro adscrito son siete) teniendo en cuenta esa posibilidad. Y que las siete carreras elegidas fueron los grados en Dirección y Creación de Empresas; Marketing y Dirección Comercial; Derecho; Arquitectura; Enfermería; Odontología; Traducción y Comunicación Intercultural; además de un par de dobles titulaciones que reúnen Derecho con los títulos del área empresarial.

El asunto causó una pugna entre los gobiernos de Valencia y Madrid

Estema, tradicionalmente adscrita a la Miguel Hernández de Elche, preocupa a las universidades públicas y todavía más a las privadas. La razón es simple: compite por los mismos clientes. Después de ser comprada por la Europea de Madrid, Estema se convirtió en el primer centro valenciano y en uno de los primeros en España en poner en marcha la previsión de la reforma de la Ley Orgánica de Universidades, aprobada en 2007: la que permite que una universidad tenga un centro adscrito en una comunidad autónoma distinta de la suya.

El proceso exige una doble acción: por una parte debe recibir el visto bueno de la comunidad autónoma en la que está la universidad (en este caso Madrid), y de otro, de la comunidad donde está el centro adscrito (la valenciana). El primer paso lo logró sin problemas. El segundo, no. La Generalitat valenciana reclamó a la Universidad Europea que sometiera al juicio de la Aneca (la agencia estatal de evaluación) la idoneidad de las titulaciones que quería implantar en Valencia. La Comunidad de Madrid intervino: pidió a la Consejería de Educación valenciana que no exigiera ese trámite al centro privado puesto que ya la universidad ya lo había superado en Madrid.

Educación respondió que no, señalan fuentes de la consejería: aunque la universidad hubiese obtenido el permiso para dar las carreras en Madrid, la Aneca tenía que volver a revisar que la titulación para Valencia cumplía los requisitos de número de profesores, instalaciones... La consejería valenciana decidió resolver el desacuerdo elevando la cuestión a la Dirección General de Universidades del Gobierno, que resolvió a favor de la Generalitat: las carreras debían volver a ser verificadas por la Aneca, aprobadas por el Consejo de Universidades y posteriormente autorizadas por el Ejecutivo autonómico.

La decisión retrasó el desembarco de la Europea de Madrid. Inició los trámites de verificación (que, según el centro, están a punto de resolverse) y, para no provocar "interrupciones" en su funcionamiento, puso en marcha las carreras advirtiendo a sus alumnos de que se encontraban pendientes de autorización. Educación llegó a ordenar a Estema que pusiera esa advertencia en la publicidad que puede leerse en la fachada de su sede.

En el último Consejo de Universidades valenciano varios campus pidieron explicaciones a la consejería sobre la situación de Estema, y por qué se le permitía dar carreras sin haber reunido todos los requisitos. Educación respondió que no se le había autorizado, que Estema seguía estando oficialmente adscrita a la Miguel Hernández de Elche mientras no terminara el proceso, y que se le había pedido que advirtiera de la situación a sus alumnos, según la consejería. Una de las que preguntó en aquella reunión fue la Universidad Católica, con la que el Consell nunca fue precisamente estricto con sus irregularidades.