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Reportaje:

La imposible hegemonía del PP

El historiador Joan B. Culla presenta la primera monografía sobre la vida del Partido Popular en Cataluña

Enric Company

Quien quiera conocer cualquier cosa acerca de la agitada vida y trayectoria del Partido Popular (PP) en Cataluña dispone desde hoy de un instrumento muy difícilmente mejorable, una extensa monografía que bajo el título La dreta espanyola a Catalunya. 1975-2008, obra del historiador Joan B. Culla, explica con abundancia de detalles las más de tres décadas de frustrados esfuerzos para alcanzar la hegemonía en el ámbito de la derecha.

Culla explica en su obra que ese fracaso procede de que los sucesivos intentos de adaptar el discurso general del PP a la realidad catalana han sido siempre postergados ante lo que en cada momento la dirección ha considerado conveniencia del propio partido en el resto de España.

'La dreta espanyola a Catalunya' describe 33 años de oposición al catalanismo

"Tanto si ha habido giro catalanista como si ha habido giro españolista, ha sido siempre en función de las necesidades de Génova 13", afirmó ayer Culla en la presentación del libro al que ha dedicado casi tres años de trabajo. Y cada giro ha ido acompañado del correspondiente cambio de líder, siempre designado desde Madrid. Fue José María Aznar quien en 1995 colocó a Josep Maria Trias de Bes y en 2000 a Josep Piqué al frente del PP catalán en sendos esfuerzos para atraer el voto de la clase media catalana moderada, pero también fue él quien en 1991 impuso a Aleix Vidal-Quadras para que aplicara una política de signo contrario.

Y así, una y otra vez. Aunque la vida interna de todos los partidos registra innumerables pugnas y tensiones, en el caso del PP catalán esta dinámica es ciertamente extrema. Mientras sus rivales directos de Convergència Democràtica, por ejemplo, han tenido sólo dos líderes en más de tres décadas (Jordi Pujol y Artur Mas), el PP ha tenido una docena en Cataluña.

Sin embargo, ésta no es la única causa de que el PP no haya logrado imponerse en el ámbito de la derecha o el centro-derecha en Cataluña. A lo largo de las 592 páginas de prosa cargada de información pero de ágil lectura, Culla explica cómo este partido permanece voluntariamente prisionero de un esquema político-ideológico que le encasilla, y arrincona, como guardián de unas posiciones minoritarias en la sociedad catalana.

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Es, por decirlo rápido y corto, la posición propia del nacionalismo español heredero del franquismo, que niega a Cataluña el carácter de nación y tolera de mala gana el impulso público del idioma catalán. Hay espacio social para ella en Cataluña, y en ocasiones es bastante amplio, que en 2000 alcanzó un techo de nada menos que el 20% de los votos. Pero es un espacio fuertemente acotado del que es imposible salir sin modificar el ideario.

En la presentación del libro, Culla situó el origen de esta limitación del PP en Cataluña en los inicios de la transición. Los elementos esenciales del actual imaginario político catalán, explicó, se configuraron en 1975-1976, a la salida del franquismo, y de todos los partidos que entonces emergieron, el PP, entonces AP, optó voluntariamente por situarse "en contra de la corriente principal, un catalanismo transversal compartido por los demás partidos". Queda muy bien definido en una cita de Manuel Fraga, que Culla reproduce, referida a una entrevista de éste con Jordi Pujol el 20 de abril de 1974: "Almuerzo mano a mano con Pujol. Debo decir que estuvo franco; no le interesaba el huevo sino el fuero. 'Somos nacionalistas, y lo que nos interesa es la identidad, el hecho diferencial'. Yo le repuse que, a mi vez, era nacionalista de España; pero que aceptaba las autonomías, para unión más perfecta de los españoles".

De ahí viene que el PP registre un rechazo de hasta el 70% de los electores en los sondeos sobre intención de voto. Y la conciencia, infinidad de veces expresada por afiliados y dirigentes, de que ser del PP en Cataluña "es muy difícil".

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