Criteria congela 2.500 viviendas en Port Aventura hasta que pase la crisis

El proyecto de levantar casi 2.500 viviendas que formaba parte del plan de expansión del complejo lúdico Port Aventura ha quedado congelado. El dueño del parque de ocio, que es Criteria, el brazo inversor de La Caixa, ha decidido dejar en suspenso la construcción de las viviendas ante la dureza de la actual crisis inmobiliaria, agravada por la tormenta financiera. La inversión prevista en estas viviendas era aproximadamente de 400 millones de euros, según han confirmado fuentes de Criteria, para la que "carece de sentido llevar a cabo el proyecto en este contexto de parón".

Buena parte del complejo residencial, casas adosadas y unifamilialres, se había concebido como segundas residencias, aunque en Port Aventura no se descartaba que ciudadanos de localidades vecinas optaran por instalar en la zona su vivienda principal. Pero, en el marco de la caída libre de la venta de viviendas, las ubicadas en la costa se llevan la peor parte por el importante componente de inversión que supone este segmento de mercado.

Buena parte del complejo se había concebido como segundas residencias

Con la vista puesta en el momento en que cambie la coyuntura, Criteria subraya: "Todo está ya listo para retomar el proyecto, porque tenemos todos los permisos para que se empiece a edificar". El inicio de la crisis, en 2007, ya llevó a la empresa a modular el tempo y a afirmar que no se iban a levantar todas las viviendas "de golpe", sino en función de la demanda. Pero el recrudecimiento del frenazo inmobiliario ha aconsejado a la compañía aparcar el proyecto hasta que pase el temporal. El presidente de Criteria, Ricard Fornesa, y el de La Caixa, Isidre Fainé, han augurado que la luz al final del túnel puede empezar a vislumbrarse a finales de este año, pero está por ver cuánto tarda en llegar esa luz a la reactivación del sector residencial.

El proyecto de expansión del complejo lúdico de Criteria incluye la puesta en marcha de un campo de golf, ya acabado, y un Beach Club -un espacio junto al Mediterráneo reservado exclusivamente a los clientes de los hoteles-, así como un hotel de gran capacidad en la zona del Far West (Lejano Oeste) dentro del mismo parque temático. Y es que una de las claves del éxito económico de Port Aventura -muestra mejor salud financiera que el resto de los complejos lúdicos de España- es la diversificación de sus actividades y la desestacionalización.

La congelación del proyecto de viviendas junto a Port Aventura se produce cuando Criteria está a la escucha de posibles ofertas para que un socio se haga cargo del parque temático. Aunque el grupo que agrupa las participaciones de La Caixa insiste en que no ha tomado ni tomará la iniciativa de desprenderse de este complejo, tampoco descarta hacer hueco en el capital o desprenderse de toda la empresa si surge una oferta adecuada, cuya propiedad asumió por completo tras la salida de Universal Studios en 2004.

El parque también ha notado el impacto de la crisis, pese a mantenerse en beneficios desde 2004. Port Aventura ganó 3,4 millones de euros el año pasado, lo que supone un derrumbe del 77,6% respecto al año anterior, en el que alcanzó unas ganancias de 15,2 millones.

Criteria, que dirige Francisco Reynés, está en proceso de reequilibrar el peso de sus participaciones empresariales para ganar más presencia en el sector financiero. De ahí sus últimas incursiones en bancos, como el austriaco Erste Bank, cuya área de influencia cubre los países del Este; el Bank of East Asia (BEA) de Hong Kong; el grupo mexicano Inbursa, de Carlos Slim, y el refuerzo en la entidad portuguesa BPI y en el invento online francoespañol que es Boursorama. Port Aventura no es una inversión considerada estratégica por La Caixa.

Criteria apuntó en su día que hubo conversaciones con Blacstone, que tiene experiencia en el sector del ocio ya que controla desde 2005 el grupo Merlin Entertainment, que cuenta con los museos de cera Madame Tussaud, los parques de Legoland en Alemania y EE UU, y el complejo acuático Gardaland en Italia.

Si llega a cuajar un proceso de venta, no está decidido qué pasará con los terrenos donde está prevista la edificación de viviendas.