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Bernanke alerta sobre el efecto "perverso" de los incentivos a los ejecutivos

La arena pública se está convirtiendo en el terreno preferido de Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, para que su mensaje trascienda al ciudadano de a pie de Estados Unidos. Y en medio de la rabia originada por los bonus concedidos a los ejecutivos de la aseguradora AIG, que se mantiene a flote gracias al dinero del contribuyente, dijo que los reguladores deben prestar más atención a las prácticas de remuneraciones a los directivos.

Bernanke admitió que los grandes bancos, de los que dijo son "demasiado grandes para quebrar", le están creando más problemas de lo que pensaba. Pero no hay otra opción que salir en su rescate para evitar un colapso como el de Lehman Brothers que agrave más la crisis, explicó. "No hay una alternativa realista", remachó.

El presidente del banco central estadounidense vino a decir que la Fed no dispone de un proceso que permita la bancarrota ordenada de las grandes entidades. Era el tercer discurso consecutivo en el que Bernanke hace referencia a la necesidad de regular más los grandes bancos. Y fue aún más claro al referirse a los bonus.

Para Bernanke, es necesario que se ponga la lupa sobre prácticas que pueden incentivar en exceso la asunción de riesgos. "Políticas de remuneración pobremente diseñadas pueden crear incentivos perversos que en última instancia pueden minar la salud de la organización bancaria", fue su expresión.

Que siga el crédito

Por este motivo recomienda que estas prácticas estén más bien orientadas a incentivar la estabilidad de las entidades y un comportamiento correcto de sus ejecutivos a largo plazo. Ben Bernanke hizo estos comentarios en el marco de una conferencia de pequeños bancos locales en Phoenix (Arizona). Su mensaje fue claro: que el miedo no les impida seguir prestando dinero.

"Sí. Son tiempos difíciles, pero también de oportunidades", advirtió Bernanke, mientras pedía a los asistentes que ampliaran las líneas de crédito, porque así ayudarán a recuperar la economía.

Por otra parte, el miércoles pasado AIG informó a la fiscalía de la identidad de los ejecutivos que han recibido 165 millones de dólares (120 millones de euros) en primas. AIG pidió a sus empleados que extremen las medidas de seguridad, ante la ira popular desatada por el escándalo de las remuneraciones.

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