Melodrama para perros
Una pareja de tres es una película engañosa en muchos sentidos. El cartel y el título español (el inglés, Marley y yo, ya apunta al perro como protagonista) hacen pensar en una desenfadada comedia, pero estamos ante un melodrama con toques de tragedia, en la que más de uno echará mano del pañuelo. La presencia del perro debería rebajar la altura intelectual del producto, pero lo que hace es engrandecerla como un mero macguffin que permite terminar hablando de otros asuntos.
Así, su aparente ligereza no le exime de tratar con cierta trascendencia temas como la conciliación de la vida laboral y familiar, la ausencia de una estrategia de planificación familiar, la influencia en el periodismo de la situación afectiva del que lo ejerce, la preeminencia de los hijos por encima de los retos profesionales, el papel de la mascota dentro del núcleo del hogar, y hasta la eutanasia animal como respuesta ante el sufrimiento. Parece un totum revolutum infumable, pero en manos de David Frankel (El diablo viste de Prada) y sus nada desdeñables guionistas (Scott Frank y Don Roos), adquiere un raro atractivo a pesar de sus desperfectos neoconservadores.
UNA PAREJA DE TRES
Dirección: David Frankel.
Intérpretes: Jennifer Aniston, Owen Wilson, Alan Arkin, Kathleen Turner, Eric Dane, Hale Bennett.
Género: melodrama. EE UU, 2008.
Duración: 115 minutos.
Los que no hemos tenido, tenemos ni tendremos perro en nuestra vida estamos lejos de comprender ciertas actitudes respecto del papel de éste en el seno del hogar, sobre todo si (como es el caso) está tan zumbado y resulta tan peligroso para la resistencia física y psíquica de sus integrantes, pero el relato de Una pareja de tres funciona a la perfección (incluido su regodeo en el dolor). De modo que a falta de espectadores caninos, tendrán que ser sus dueños los que viertan ríos de lágrimas.
Babelia
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